Miro por la ventana
y leo en el paisaje urbano
azoteas canalones tejados
fachadas gatos en celo murciélagos
macetas habitaciones iluminadas
por un haz de luz fluorescente
que parpadea al compás televisivo
de un catastrófico programa
Miro y leo lo que queda
de una veraniega luna menguada
lo que viene a ser el reflejo del sol
en una tatuada rebanada de pan
sobre el cielo que nos mira como
queriéndonos contar algo al oído
algo bajo el silencio que nos desaloje
de todas las empecinadas soledades
Miro los alrededores de mi mesa
y me encuentro con papeles arrugados
con Stevenson Benedetti y el Gabo
Ramón Juan Ramón y Gustavo
Jorge Luis Machado Felipe Benitez
Nicanor Jaime Gil y Margarite
poemas diarios prosas ensayos
tinta derramada a lo largo de los siglos
Desde estas rascacielosas alturas
de tercer piso del casco antiguo
se ve cómo se burla la limpieza de la calle
la autoridad de los semáforos el civismo
cómo los pasos de cebra son dibujos
que más bien delimitan un espacio
y la gente galopa sobre ellos cruzando
la avenida en busca de objetos perdidos
sin brújula ni norte ni sur ni este u oeste
ateridos por las azucenas de los escaparates
me encanta las noches de verano,me recuerdan cuando era niña y salía por la ventana de una planta baja a jugar a la calle...Ventanas que abren miradas al mundo...Un abrazo trasnochador!!
ResponderEliminarlas noches de verano tienen ese puntito de tranquilidad contemplativa que de puertas para adentro se suele encerrar durante el invierno. Yo también tengo muy buenos recuerdos de los veranos de mi primera infancia, y de todas las que han venido después.
EliminarMil abrazos.
Así son tus entradas, Clochard, como pasos de cebra: imposible no verlos, claros, negro sobre blanco.
ResponderEliminarSalu2 cebrinos.
Dyhego:
EliminarMuchas gracias, y es que estamos rodeados de realidad aunque a veces nos cueste verlo.
Salud.