jueves, 24 de julio de 2014

Indiferencia





Pasa la vida. Pasa el tiempo: las horas, los días; pasan las quejas de una moda ordinaria a otra pero nadie resuelve. Poco a poco se va desalentando el personal con aquello que dentro de no mucho habrá pasado a formar parte de lo pretérito: la reivindicación, la salida a la calle, la manifestación multitudinaria, el voto en blanco, la firma verdadera, el sentir de la comunidad. Pasa la vida y en la tele pasan las cosas como en los vídeo juegos a los que nunca he jugado pero que tan bien puedo imaginarme solo de escuchar a gente de mi edad contarme lo bien que se lo pasan, horas y horas, matando soldados y marcianos, encerrando a prisioneros, comprando imperios, e incluso pagando cuotas para ser los más poderosos de ese virtual planeta de lo cibernético. Pasa la vida y ya a casi nadie se le cae la sopa de la cuchara cuando ve en el noticiario que un avión de pasajeros regulares, civiles corrientes y molientes, trabajadores, turistas, paisanos, personas inocentes, ha sido derribado. Pasan el ejecutivo y el profesor, la limpiadora y el camarero, el periodista y el directivo, el comprador y el vendedor, el parado, el desahuciado, el ateo, el agnóstico y el devoto por delante de un vagabundo y cierran, y cerramos, los ojos; no sé si debido a un arrebato de vergüenza ajena o a un irreverente sentimiento de conmiseración hacia ese ser y hacia nosotros mismos. Pasan una tras otra las fotos cargadas de caras de terror y de hambre de los periódicos delante de nuestros ojos mientras pedimos un café con tostadas y nos quejamos de que el aire acondicionado está muy suave o muy fuerte; pasan tantas pequeñas cosas, en un mundo tan conglomerado de divertimentos con los que distraer la atención, que hemos aprendido a pasar los unos de los otros con una supina facilidad y un contagioso pasotismo no exento de responsabilidad.

4 comentarios:

  1. Clochard:
    Creo que eso pasa por "saturación". Es triste pero también es "normal" (y lo digo con todas la cautelas habida y por haber). Las noticias nos llegan en segundos, sobre todo las malas, y como de éstas las hay a miles, pues se produce un "embotamiento". Es triste pero es así. Todavía está uno horrorizado de las matanzas entre israelíes y palestinos, cuando sale lo del aviónde Ucrania, y después el recuerdo del tren de Galicia, y después el accidente de ocho personas en Alicantes, y después... y después...
    En fin, que llega un momento en que uno se "curte", por desgracia (y también por instinto de supervivencia,dicho sea con todas las salvedades).
    Salu2 salva2.

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  2. La costumbre es el cementerio de las emociones...Un abrazo desacostumbrado!!

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    1. Y sobre todo las malas costumbres, la indiferencia, la aquiescencia, el mirar para otro lado, aunque haya que convivir con ello.

      Mil abrazos.

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