martes, 30 de julio de 2013

Nocturno en Do sostenido menor







Un día de finales de Noviembre de 1944 Wladyslaw Szpilman es sorprendido por un oficial alemán de la SS en el edificio en el que se encontraba escondido; escondido en el hueco de un ático desde el que se podía ver la material ciénaga de llamas y escombros a la que había quedado reducida Varsovia. Szpilman llevaba cuatro años huyendo de la guadaña del ejercito alemán yendo de un lado a otro del gueto judío de esta ciudad, con la muerte en los talones. Se había quedado literalmente solo en una capital en la que unos meses antes vivía un millón y medio de personas. Hacía más de tres años que estaba conociendo el pánico, el hambre, la miseria, la destrucción, el mal, el demoniaco espíritu del hombre, la sinrazón; escenas tan escalofriantes como la subida de adrenalina que supone que doce personas consigan esconderse en un hueco en el que físicamente no caben más de siete; cuerpo a cuerpo muy cerca de la asfixia. Primero la familia, siempre unida, hubo de cambiar de piso, de calle, una y otra vez, con la sempiterna amenaza de ver cómo el cerco del gueto cada día se reducía un poco más. Las primeras desgracias personales para Szpilman vinieron tras la desaparición de algún amigo, más tarde fue su familia al completo la que dejó de aparecer delante de sus ojos, tras uno de aquellos recuentos en los que se aglomeraba a millares de judíos en la umschlagplatz, en la plaza con explanada hasta la que llegaban trenes hediendo a cloro con el propósito de ser cargados de judíos para mandarlos al viaje sin retorno de los hornos crematorios o los fusilamientos en masa. Su última comida juntos fue un caramelo de nata dividido en seis porciones. 
Parecía mentira que este hombre estuviera pudiendo convivir con y resistir tanto sufrimiento, tanto desasosiego a lo largo de tantos meses cada uno de cuyos días era una nueva prueba de fuego. No había nada seguro, se había corrompido hasta la confianza entre los vecinos, gente asustada que temía ser exterminada y que no se fiaba de nadie. El miedo se apoderó de la voluntad de muchos ciudadanos e hizo que algunos de ellos se convirtieran en colaboradores de la causa Nazi, todo a cambio de unos cuantos días más de vida. Varsovia era una más de las crueles incongruencias de la maquinaria bélica sin sentido ejecutada por los Nazis. La cuestión era no dejar títere con cabeza. Todo lo que fuera susceptible de estar relacionado con los judíos tenía que ser exterminado. Ancianos, mujeres, jóvenes, niños, daba igual, la cuestión se codificaba en voladuras de cabeza y montones de cadáveres, en campos de concentración y cámaras de gas, en amenazas, decretos cada vez más duros e injustificadas torturas. Vosotros a la derecha, vosotros a la izquierda; unos morían y otros conseguían una tregua momentánea, la que le había sido otorgada por esa especie de sorteo de lotería en el que se convertía aquella selección de un grupo en dos bandos.
El oficial alemán que encontró a Wladyslaw Szpilman, el pianista cuya historia más tarde Roman Polanski llevaría a la pantalla, se llamaba Wilm Hosenfeld. Hosenfeld fue uno de esos hombres que no estaba a gusto en el sitio que le había tocado, una de esas personas con las que la historia se equivoca y le pone los pies sobre un tiempo y una tierra que no le corresponden. El capitán Hosenfeld no sólo no dijo a nadie que había visto a un judío escondido, agazapado como un perro rabioso y tatuado con esas indelebles secuelas que sellan el pánico en el rostro de quien incluso ha ideado el suicidio en caso de que la SS estuviera a punto de echarle el guante; Hosenfeld le llevó comida, le sugirió a Spzliman un lugar más seguro para no ser capturado y le dio un abrigo, le visitó varias veces, la última el 12 de Diciemebre de ese mismo año, y le deseo fuerza y ánimo, le pidió que resistiera. Pero antes de esto Hosenfeld había ayudado a muchos otros judíos, había discutido con compañeros del ejercito por las atrocidades que se estaban cometiendo, se había interpuesto entre el cañón de un revólver y el cuerpo de un niño judío a punto de ser asesinado. Hosenfeld apartó del calvario a muchos inocentes cuyo destino parecía estar grabado en la nómina del exterminio, les buscó empleo cerca de él y actuó de emisario del ángel de la guarda de personas cuyo pecado consistía en llevar un brazalete blanco con una estrella de David en el brazo.
Cuando el capitán Hosenfeld encontró a Spzpilman le preguntó que cómo se ganaba la vida; el judío contestó que era pianista, entonces Hosenfeld le llevó hasta una habitación de aquel edificio en la que había un piano, lleno de polvo y desafinado pero un piano al fin y al cabo, y le pidió que tocara algo. Szpilman entonó el Nocturno en Do sostenido menor de Chopin, con sus mugrientos y entumecidos dedos, entablando esa mágica conversación que convierte el alma de los artistas en etérea y deslizante materia sobre los algodones de la sensualidad y el placer. Szpilman recordaba un extenso corpus de obras gracias a que, para contrarrestar la amenaza de una posible locura, cada día hacía ejercicios de memoria, como si se encontrara tocando en el Café Nowoczesna o en la Radio oficial polaca. Terminó la guerra y a lo largo de ese proceso de reconstrucción Spzpilman llegó a ser director musical de Radio Varsovia, compositor y concertista; pero Hosenfeld no pudo resistir el vía crucis de los campos de prisioneros y murió en la más absoluta demencia, desposeído de todo rasgo que pueda ser encontrado en la voluntad de un hombre.
Años después fue hallado el diario de Hosenfeld; parte de ese testimonio puede ser encontrado hoy en día junto a El pianista del gueto de Varsovia de Wladyslaw Szpilman en edición de Turpial Amaranto. No hay declaración que tenga desperdicio. Todo parece atado bajo las cuerdas de un continuo ataque de sinceridad, como si esas palabras trataran de encontrar una redención imposibilitada por la barbarie humana bajo la tutela de la que se encontraba el capitán Hosenfeld que una y otra vez se preguntaba: ¿Por qué ha tenido que ocurrir esta guerra?¿Puede salir bien esto?¿Por qué permite Dios este terrible guerra con sus espantosos sacrificios humanos?¿Qué piensa la gente que todavía habla de victoria?¿Por qué?¿Por qué?


sábado, 27 de julio de 2013

Doce deseos de felicidad





Estimados lectores, les voy a contar una noticia de la que seguramente no tengan constancia, de la que seguramente no haya llegado nada a sus oídos, una noticia de la que no tienen ni idea. Me he frotado un par de veces la cara, me he pellizcado insistentemente en los brazos para ver si era cierto o si se trataba de un sueño, de una alucinación, pero les aseguro que lo que me dispongo a contarles a continuación es completamente cierto. Me podrán llamar chalado, me da igual. Podrán sugerir que estoy loco, zumbado, miren ustedes, por un oído me entra y por otro me sale porque doy fe de lo ocurrido. No salgo de mi asombro. Aún siento una ligera conmoción que me viene acompañando desde el momento en el que tuvo lugar el maravilloso suceso. He vuelto varias veces al lugar de los hechos para asegurarme, para ratificar la magnitud del acontecimiento, para convencerme definitivamente de que he sido un elegido, un privilegiado, un hombre que ha contado durante unos minutos con la extraordinaria fortuna de lo nunca visto. Increíble, inaudito, alucinante, descomunal, como un hechizo, pero cierto.

La historia ha sucedido de la siguiente manera. Iba yo esta mañana paseando por las calles de Huelva que más poesía me sugieren, a lo mio, a mi aire, mirándolo todo, fijándome en las cosas, relajado, como siempre, como suele decirse: a mi bola, aunque había algo que me rondaba continuamente la cabeza. El día era plácido, luminoso, templado, ideal. Todo parecía más o menos normal: la gente, los coches y autobuses, las fachadas y balcones, los ruidos típicos del barrio, pero a mediada que me iba deleitando con el paseo iba notando una sensación agradablemente extraña. Notaba como esa corazonada que se tiene cuando presentimos que nos vamos a encontrar con alguien a quien hace mucho tiempo que no vemos, y al doblar una esquina lo primero que me ha venido a los ojos ha sido el resplandor de un objeto brillante, más que brillante, resplandeciente, siendo tal el brillo que no he tenido más remedio que ir acercándome poco a poco, cada vez con más atención. Aquello se encontraba en un pequeño rincón que tenia la pinta de estar reservado para el acontecimiento. No he dudado ni un instante en agacharme para comprobar de qué se trataba.

El objeto en sí tenía una forma parecida a la de las teteras en las que preparamos las infusiones, pero más esbelta, con un aire de cosa bonita, especialmente bella. El estampido, el big bang, el milagro, lo absolutamente mágico ha sucedido cuando me he atrevido a tratar de acariciarla...............Insisto, me pueden decir que estoy como una regadera, que no sé lo que digo, que se me ha ido la cabeza como a Don Quijote, pero, perdonen, estoy a punto de quedarme sin palabras. En ese momento ha comenzado a salir un leve humo del interior de esa especie de tetera, muy suave y muy aromático, embriagador. Ha sido una mezcla de humo y vapor que me ha hecho pensar que me encontraba en otro planeta, y acto seguido he escuchado una voz. Esa voz era claramente la de un sabio, como la de los oráculos, una voz deliciosa, y entonces esa mezcla de humo y vapor se ha convertido en un cuerpo casi transparente suspendido en el aire; y ese cuerpo, y, prepárense, todo eso que estaban viendo mis ojos, se ha transformado en la fantástica aparición de un... cómo decirlo... de un.... de un Genio. O sea, que me encontraba delante de una lámpara maravillosa... yo, quién me lo iba a decir, delante de una lámpara maravillosa. Acto seguido todo ha transcurrido en la más absoluta confianza. Ese Genio y yo hemos estado charlando un rato que, disculpen por la emoción, ha sido más o menos como a continuación voy a tratar de explicarles.

Genio: Tranquilo, no te pongas nervioso que no me como a nadie. Llevo toda la mañana detrás de ti y hay que ver lo difícil que me lo has puesto, hay que ver por qué calles te metes. Mira, Charlie, sé lo que estás pensando, estás pensando que mañana es el cumpleaños de Juan.
Charlie: ¿Y tú cómo sabes eso?¿ y cómo sabes mi nombre?
Genio: Pero qué tonto eres, parece mentira. Pues porque soy un Genio, o es que acaso tengo pinta de mecánico o de carpintero o, como tú, de camarero que todavía no sabe ni lo que es un Genio.
Charlie: Bueno, disculpa, no pretendía molestarte.
Genio: Escucha, he venido porque también sé que estás pensando en qué podrías regalarle. Lo sé todo. También sé que lo que más te gustaría es desearle muchas cosas buenas, toda la felicidad del mundo, pero comprenderás que aunque soy un Genio, y no un camarero que por mucho que vaya a la biblioteca parece ser que todavía no sabe ni lo que es un Genio, pues tengo una serie de normas, y la más importante de todas esas normas es que cuando se trata de un cumpleaños concedo un deseo por año cumplido, de modo que cuando quieras puedes empezar a decirme cuáles son tus deseos para Juan, para ese chaval que ha inventado el BalónJohnnie, el Jaque Polea, el Jaque Robótico y uno derivado de éste llamado Jaque Eléctrico, además de haber sido la persona que mejor ha definido tu manera de roncar.
Charlie: pero ¿Qué me dices?
Genio: Venga hombre, vamos a lo que vamos, o es que quieres que te recuerde que cuando roncas pareces un martillo hidráulico. Pero qué te has creído, por quién me has tomado, ya te he dicho que lo sé todo. Y para sacarte de dudas te recordaré que eres tan ingenuo que has llegado a dar lugar a que Juan te tuviera que explicar que el Ratoncito Pérez es un invento; desde luego hay que ver. Venga, díme ya de una vez cuáles son los deseos que quieres pedir para Juan.
Charlie: A ver, apunta, puede que sean más de doce, a lo mejor alguno más.
Genio: Madre mía, qué pesadito te pones, no me extraña que Juan estuviera hasta el gorro de que le llamaras Gormiti; vamos hombre, que todavía tengo que atender otros cumpleaños, pero espero que no sean tan pesados como tú. Desde luego, y por lo que estoy comprobando, Juan, además de ser un estudiante sobresaliente tiene mucha paciencia contigo. Venga ya de una vez.
Charlie: Mira, lo que deseo para Juan es que siga conservando ese espíritu de investigación, ese gusto por el estudio, esa afición por la lectura. Le deseo que siempre continúe escribiendo poemas con el mismo gusto que lo ha hecho hasta ahora, y cada vez mejor. Le deseo que esa manera suya de ser cuidadoso le acompañe a todas partes, que cuide de sus padres y de su hermano, y de toda su familia, con el mismo mimo y entusiasmo que lo hace con todo lo que le gusta. Le deseo que crezca fuerte y sano, que haga deporte para divertirse y que no se enfade cuando le gano al ajedrez..
Genio: Disculpa que te interrumpa. Vamos a ver, yo entiendo que tú le hayas enseñado a jugar al ajedrez, pero lo que no puedo comprender es que no se te ocurra darle vidilla de vez en cuando. Claro que a este paso la próxima vez que lo veas y juegues con él te vas a enterar de lo que vale un peine. ya puedes seguir cuando quieras.
Charlie: Llevas razón, como se haya inventado otro tipo de Jaque me va a ser muy difícil. por cierto, ¿por qué deseo me había quedado?
Genio: Uuuffffff, que tío más pesado, eres un pesado de ida y vuelta, un pesado a las finas hierbas, un pesado....
Charlie: Ah, vale, vale, ya me acuerdo, sigue apuntando. También le deseo que viaje mucho, que disfrute del mundo, que algún día conozca París, Londres, Nueva York, Tokio, Roma, Lisboa, Viena, Berlín, y todas las ciudades más bonitas e interesantes del planeta. Le deseo que aprenda idiomas y disfrute de la comunicación con personas de otros países. Le deseo que sepa tomar decisiones inteligentes para que todo le vaya muy bien. Le deseo que pueda elegir si le apetece tocar algún instrumento, o pintar algún cuadro, o esculpir una estatua, o cualquier cosa que tenga que ver con el arte, aunque sea como entretenimiento. Le deseo que cuando vaya al instituto disfrute del cambio, y luego en la universidad. Le deseo las novias más guapas que puedan ser imaginadas, las mejores personas, las chicas más lindas. Le deseo que algún día pueda tener un taller en el que desmontar, pieza a pieza, toda clase de máquinas, como por ejemplo una lavadora.....
Genio: para, para, para un momento. Esta misma mañana me ha llegado un e-mail de una señora que dice que tiene una lavadora guardada para él. Se trata de una señora que conoció en el hospital cuando se estaba recuperando de una lesión en el codo. Si quieres la llamo ahora mismo y que nos la traiga. Total, con lo pesado que eres podemos estar aquí hasta mañana, de modo que esa señora dispondrá de tiempo de sobra.
Charlie: Vale, por mi estupendo, ya verás qué contento se pone cuando la vea.
Genio: Vamos, no te pares, continúa diciéndome..... espera, que voy a coger otro folio... ahora, venga.
Charlie: Le deseo que sepa rodearse de buenos amigos, de buena gente con la que poder gozar, con la que poder llegar a ser una gran persona y a compartir lo que tiene. Le deseo que encuentre el tesoro de la amistad y que sea muy, muy feliz. Le deseo que no se tome algunas cosas tan a pecho, que no se enfade nada más que cuando sea necesario, porque es una chaval que se merece disfrutar de todas las cosas con ese talento suyo tan gracioso, cariñoso y simpático. Le deseo que en la celebración de su cumpleaños todos sus amigos se sientan orgullosos de él y él de sus amigos, que se lo pase pipa, que se ría mucho. Le deseo...
Genio: Oye, Oye, parece, con lo que me estás diciendo, que se está confirmando toda la información que yo tenía. Te prometo que haré todo lo posible por que estos deseos se cumplan que, teniendo en cuenta cómo es Juan, casi que podríamos asegurar que le espera un futuro muy feliz; pero, como te digo, yo haré todo lo posible para que así sea...Y ahora te quería proponer una cosa, viendo ya la hora que es, y teniendo en cuenta que la señora de la lavadora no llega, vamos a hacer un trato. Yo me voy volando a otro sitio en el que me están esperando para hacer otra lista de deseos, y en lugar de llevarte la lavadora te llevas mi lámpara. Así la podrás usar en otro momento. ¿Qué te parece el cambio?
Charlie: Me parece genial.
Genio: jajajajajaja...jajajajajajaj... qué gracioso. Bueno, parece que te has quedado contento. Espero que todo vaya bien por El sueño de la lagartija. Para cualquier cosa, para cualquier duda, tienes mi teléfono apuntado debajo de la lámpara...... Aaaaaaaddddddiiiiiiioooooooosssssss...............

He cogido la lámpara y he caminado hasta mi casa con ella en las manos. Me he creído el tío más afortunado del mundo. Aún siento los beneficios del contacto con ella, y el dulce recuerdo de mi charla con el Genio. Al llegar a mi apartamento he puesto la lámpara sobre la mesa y he ido a preparar un café, y al volver he visto como de ella salía un montón de letras voladoras que han ido a posarse sobre todas y cada una de las paredes formando idénticas expresiones que decían:
FELICIDADES, CAMPEÓN, FELICIDADES, CRACK, FELICIDADES, JUAN ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ 

jueves, 25 de julio de 2013

Aferrarse al azar






La fragilidad de las cosas que nos acompañan es tal que ante el ajetreo de nuestros proyectos y rutinas pasa desapercibida. Nosotros mismos somos tan frágiles, tan poca cosa como esos pensamientos, sueños o suposiciones que nos alimentan la vida. Uno se tiende en el sofá a releer un libro de artículos de uno de esos autores que siempre le hacen compañía a la manera de bote salvavidas. Uno recorre una página en la que Antonio Muñoz Molina cuenta cómo contempla el paisaje desde el interior de un tren que transita por Centroeuropa; uno se mete de lleno en la forma de un puente bajo el que pasa un río del que el autor no se quedó con el nombre, en esa estación desconocida en la que de pasada se clavan los ojos del escritor que ven en cualquier rincón el hueco exacto para alcanzar la panorámica de una suposición; otras gentes, otras arquitecturas, otros contornos, otras palabras para designar las mismas cosas, las mismas cantinas y vestíbulos, los mismos andenes y entradas de pasajeros, los mismos habitáculos en los que se dividen las estaciones de ferrocarril para que fluya el tráfico de maletas y de cuerpos y de acentos y de asombros y perplejidades. Uno atiende con devoción cómo tres pasajeros del mismo compartimento van leyendo obras maestras. Uno se imagina viajando en uno de esos trenes que le dieron tantas tardes pensativas de domingo atravesando Andalucia, o alguna de aquellas madrugadas en dirección a Barcelona desde Linares Baeza; noches que terminaban con despedidas en el bar del tren tras haber conocido a uno de esos héroes del raíl que naufragan por el mundo con una maleta y una guitarra. Uno se identifica de lleno con lo que lee y quisiera que no terminara nunca ese artículo, como tantos otros en los que se narra el caminar y la amena visualización de un trayecto por parajes desconocidos. Uno siente que bien podría darse el gusto de coger un tren para hacer su próximo viaje, y rememorar esos momentos de felicidad en los que se intercalaban ojeadas al exterior y ratos de lectura, en los que abundaban los detalles literarios cada vez que una parada hacía que unos subieran y otros bajaran. Uno quisiera recobrar esas sensaciones de conocer a un desconocido que le acaba confesando sus pesadillas, sus gustos y manías, su oficio secreto: esa confidencialidad que intercambian quienes saben que será muy raro que vuelvan a verse. Uno decide hacer un descanso, encender un pitillo ante la eterna promesa de desintoxicarse de la nicotina. Uno conecta la radio para escuchar esas misteriosas voces que parece que lo están esperando para contarle cosas, sucesos, acontecimientos, declaraciones, noticias, opiniones con las que sopesar este día a día refugiado en la lectura. Uno conserva le emoción de lo que acaba de leer, esa fabulación en la que se vuelve a ver recibido por un pariente en el lugar de destino, y calcula con devoción infantil los preparativos. Uno se imagina trenes cargados de veraneantes y de ilusiones; parejas que volverán a verse; paquetes de regalos que están a punto de ser desenvueltos; bienvenidas después de mucho tiempo; merecidos descansos. Uno quisiera pensar, clavarse las uñas, tirarse de los pelos, que alguien se lo cuente, salir de dudas, no creérselo. Uno quisiera que ese veinte convertido en treinta y luego en cuarenta y después en un más de cincuenta cargado del suspense de los puntos suspensivos no existiera, que ni siquiera fuera obra de la inventiva de un cruel relato. Uno acaba abatido y reconociendo la fragilidad de los mismos dedos que pulsan el teclado en estos momentos. Uno se va a dormir con una esperanza, preguntándose cómo ha sido posible. Uno se frota los ojos y se palpa la cara para tener constancia de que se encuentra tumbado y mirando al techo. Uno se siente frágil e impotente imaginando el desenlace de un catastrófico estruendo que ha dado al traste, en a penas un par de minutos, con muchas cosechas meticulosamete regadas durante todo un año. Uno repara en la cantidad de cruces de caminos y circunstancias y, de la misma manera que se agarra a un libro, siente que casi no le queda más remedio que aferrarse al azar, tal vez ahora con más fuerza que nunca.


martes, 23 de julio de 2013

Los jardines del tiempo estrafalario






Pasan los días por las uñas de las idílicas abejas
como vespertinos gorriones sonoros que aletean
instaurando humo, nieve sobre el globo terráqueo,
pretendiendo guarnecer los quejidos con esmeraldas.
Pero siempre hubo clavicordios en los desayunos,
truenos bajo una neblina como de escamas de salmón.

El cabello de las plantas sabe a dulce de leche
y las hormigas compaginan arte, su minuciosidad,
con una arquitectura fósil de milímetros cúbicos
coloreada con témperas sobre dulce agua de mar,
sobre leves sueños de mercurio, pobres, afrutados.
El polen de las ciudades es el reverso de la libertad.

Más allá de un puerto atolondrado por la inercia
los bares cuecen cándidas serpientes de cascabel,
subespecies zoológicas que le silban a las moscas
floreciendo llantos en estrambóticos cloroformos
adictos al cruel pleonasmo, carruseles histriónicos
de moda en los jardines del tiempo estrafalario.

Todo se resume en una ir y venir de chamusquina
cuyo túnel es atravesado por la soledad acompañada
de quienes intentan disuadir al frío y al calor y al llanto
con hidrógeno y oxigeno en forma de rocas llorosas.
Hasta las libélulas menos sensatas dan fe del horror
por mucho que se obcequen los sabios en perfumarse.



domingo, 21 de julio de 2013

Así fue mi bautizo hace diez años







A Saturní y Oriol, in memoriam.   


Después de habernos bebido todo el vermú de Girona
en una de esas terrazas con aceitunas toldos cinzano
aprovechando la riqueza por delante de las horas
nos vimos envueltos en conversaciones sin gusanos
de las que entraban y salían la flora  la fauna las cosas
como Juan por su casa y nosotros en mitad de la calle.

Qué hacer a esas horas tan dignas tan borrachos tan a gusto
tan libres de las estúpidas sacudidas de las voces de los jefes
tan felizmente alejados del comercio con el alma de los pobres
aunque sólo sea en esta tarde tan ebria complaciente y generosa
pues habrá que seguir en la brecha de este asunto tan sensato
dios los cría y ellos se juntan y no hay que darle más vueltas.

Yo vivía en una casa de campo con una guitarra y una musa
cuyo único lema era haz el amor el amor nunca hagas la guerra
 las paredes tejían los mapas del tiempo detenido en brochazos
la marihuana crecía a su antojo saltimbanqui de mata sin frenos
los vecinos eran como anillos al dedo exiliada gente extranjera
o sea qué suerte el sol nos daba en la cara y no nos quemaba.

Mis compadres eran dos tipos dos tíos dos hombres
de los que a la legua el corazón no les cabe en el pecho
que andaban por la vida con indómita velocidad de crucero
ganándose el chusco en esto en aquello en lo que iba saliendo
sin prisa sin pausa sin ira con muy buenas maneras costumbres
y lealtad a los principios de acostarse sin un duro en el bolsillo.


Estos primos fulanos de talla tan queridos talentosos atrevidos
eran fieles y a ultranza defensores de los izquierdos humanos
hijos de una patria tan modesta tan sencilla tan sin nombre
barcos en la orilla del deseo de no esperar nada a cambio
tan solo un par de gestos sinceras miradas y alguna farra
adictos a todo tipo de excesos con materiales inflamables

La tarde era nuestra y manifiesta se mostraba la alegría
entonces salieron al quite una serie de temas mujeres
pintura escultura ética mitología que no eran el tiempo
ni el dinero ni esas tonterías que nos sacaban de quicio
sino otras historias de las que el caldo iba inventando
pues a esas alturas la lengua ya era un papel en blanco

El gran Saturní que era poeta me dijo con tono muy serio
que mi nombre no era nombre para andar en las páginas
imagínense por entonces de este blog ni rastro ni idea
valían las servilletas de los bares el reverso de los tiques
 el caso es que a Oriol también le parecía más apropiado
que era preciso un homónimo melodioso en lengua francesa

Jean Pierre Jean Pierre decían con los ojos encendidos
con la baba casi caída y un pitillo detrás de otro y de otro
detrás del güisqui de aquella tarde de un mundo tan justo
en la lúcida frontera del delirium tremens todo por la causa
haciendo de las suyas la nostalgia el carmín de los sueños
las heridas curadas con ron los archipiélagos remotos

Jean Pierre Jean Pierre Jean Pierre Clochard culminó
Oriol que sin querer ser poeta era el más poeta de los tres
y aquel apellido nos fascinó tanto como la genial irrupción
de quien lleva un tesoro en la memoria y lo suelta a la mar
para que pájaros y barcos vean que flota aletea nada
un algo que hace siglos era echado de menos y ahora...

Desde ese día esa tarde aquella beoda madrugada
me sentí con algo que antes no tenía un alma coraza
nada más y nada menos que un nombre caído del cielo
con la espiritual rúbrica de de fatigas dos compañeros
almas enteras de inquisiciones vacías magos calaveras
eternos testigos de todo cuanto con mi nombre
bien saben que en su nombre escribo.





sábado, 20 de julio de 2013

Algo parecido a esto





la punta de una flecha un iceberg
la mano tendida y sosegada
el beso en el alma y en el pubis
la dulzura en las pupilas córneas dedos
el poema en cartas adióses telegramas
la señal que se sigue y nítida se palpa
el faro que alumbra rayos de efervescencia
el pan de cada día a cada instante

las sábanas cariñosamente revueltas
el horizonte aire púrpura la ventana
las escaleras que no fatigan ni esclavizan
las heridas al revés de la catástrofe
la palabra traducida y escuchada
el reproche entendido sin epílogos
los regueros de saliva los fluidos
las huellas dactilares el mapa de la piel
las manos sobre el cuerpo y las arterias

la llama que se enciende de un vistazo
el fuego incandescente el sol templado
la sal que no escuece ni envejece
los perros que no ladran ni maullan
los gatos de terciopelo la porcelana
la dulce monotonía toda la semana
el pacifismo del diálogo sin palabras
los regocijantes silencios al unísono
una luna en cada esquina del paseo
un minuto un cosmos un universo


el éxtasis al acecho próximo repentino
la sílaba significante encabalgada
la nota que acompaña esa cantinela
la algodonosa mañana iluminada
los gemidos alborotados satisfechos
el inexistente averno tedio infierno
la ensalada de corazón con remolacha
el aliento fresco el cielo descubierto
la espera en la sala de la paciencia
la aventura del porvenir descubrimiento


la memoria selectiva predilecta
el argumento del susurro suspendido
la pulsación azucarada intravenosa
la traslúcida neblina transparente
el gusanillo en el estómago la garganta
la enlazada enredadera los abrazos
el eléctrico chasquido del orgasmo
los infinitos puntos suspensivos
el benevolente desenlace del proyecto
las arrugas rejuvenecidas por las canas
el mimo el tacto el eco el big bang


la voz la risa la miel el sirope de arce
los laureles de ese dios
el Braille del teléfono
los arroyos caudalosos
la botánica perenne
la sapiencia del olvido
la estrategia contrastada
las mariposas en los glóbulos
la planta bien regada
la laboriosidad de las hormigas

  algo parecido a todo esto
 es el Amor.




viernes, 19 de julio de 2013

Queda más o menos terminantemente prohibido






Queda más o menos
 terminantemete prohibido
apropiarse de ideas ajenas
no mirar al hambre a la cara
pegar la oreja en los tabiques
echar mano de las bulas papales
decir te quiero matando moscas
quejarse de vicio por costumbre
sacudirse los pecados con un rezo
exigir atención mientras se bosteza
colgarse medallas firmando cheques
imponer impuestos revolucionarios
exclamar diego donde fue dicho digo 
defender causas con tiros en la nuca
dar bienvenidas engrasando cañones
sobornar a los mercaderes de la fama
mirar de reojo por encima del hombro
poseer carné de socio del gregarismo
hacer el amor con el piloto automático
limarse las uñas para afinar la puntería
martirizarse con la ruleta del horóscopo
bailar sevillanas tratando de dar el pego
esconder la jeta detrás de los periódicos
empolvarse la nariz para da un discurso 
vestir de etiqueta con los calcetines rotos
salir de la iglesia preparado para la guerra
dirigirle la palabra a los spots publicitarios
viajar en coche blindado siendo comunista
cambiar sospechosamente de conversación
adulterar el güisqui y establecer la ley seca
fingir que se ha corrido delante de los grises
llamar zánganos e inútiles a los vagabundos
sentirse orgulloso de no haber leído un libro 
derrochar en lotería y negarse a dar limosna
dar por supuesta la preparación de los políticos
leer a Saramago sin el propósito de subrayar
hacer uso de los ismos para parecer importante
morder la manzana fiscalizando los prostíbulos
hacer la cuenta de la vieja conectado a internet
lavarse las manos sin desinfectar la conciencia
atender las emergencias a velocidad de crucero
disfrutar de la poesía al mando de un formula 1
memorizar excusas antes de marcar el número
cagarse en la madre que parió a los diccionarios
dar consejos mientras nos atamos los cordones
decir dos veces ay en dramatismos innecesarios
poner los cuernos con palmaditas en la espalda
decir gachí o gachón en lugar de señora o señor
ser un pseudoeducado pasmarote durante las visitas
ausentarse a la francesa tras el polvo de una noche
utilizar las enciclopedias como elemento decorativo
interrumpir una lectura porque Messi marque un gol
venir con le cuento de haber estado en Mayo del 68
tomar en vano los nombres del cholo Vallejo y el Gabo
hablar del destino salvo en caso de sumo aburrimiento
ver los toros desde la barrera jugando a los marcianitos
poner en tela de juicio que somos unos pobres diablos
jugar con las cartas marcadas excepto el 28 de Diciembre
hacer abdominales desayunando huevos fritos con chorizo
no arrepentirse de haber comprado "El inglés en 1000 palabras"
en fin quedan más o menos prohibidas una serie de cosas para ir tirando.



jueves, 18 de julio de 2013

El país de las maravillas.






Benditas las sospechas que no traen
 cataclismos bajo el brazo
benditos aquellos que hacen posible
que el aire sea respirable
benditos los que defienden causas
sin tener que arrodillarse
bendita la hora en que no llegue
la sangre al río ni al océano
benditos los placeres que no negocian
con la inquisición de la moral
bendito sean los papeles en blanco
tatuados de adjetivos
bendita sea la doctrina de la libertad
como moneda de cambio
benditas las musas que no engatusan
con insulsas arbitrariedades
benditas las ventanas y las puertas
que no cesan de abrirse
benditas las lecturas que hacen
levantar la mirada
benditas las campanadas que marcan
las horas del placer
bendito el amanecer que nos regala
el zumo y las tostadas
benditas las miradas que no esconden
segundas intenciones
benditas las canciones que aterciopelan
las arrugas del cerebro
benditos los cuadernos en los que se anota
la inteligencia del pensamiento
benditos los momentos de la tregua de la guerra
que se da por acabada
benditas las emboscadas de los ininterrumpidos
filamentos del cariño
bendito sea el día de hoy en el que vivo
y a cada paso resucito
benditos los escritos del diario que se tejen
 en ilusiones y esperanzas
benditas las andanzas de Quijote y Sancho
y sus errantes utopías
benditas las sandías cada una de cuyas pepitas
es la fruta del deseo
bendito sea Morfeo en la lucha de la madrugada
que gana el pulso al insomnio
bendito el testimonio que un ápice no escatima
en transparencias
benditas la tendencia a rebosar los campos
en época de cosecha
benditas las estrechas vías en las que malviven
las artimañas del demonio
benditas las meriendas con las que comen todos
los niños del tercer mundo
benditos los vagabundos que dignifican
las instantáneas de la calle
benditos los emocionados valles de lágrimas
que arrojan carcajadas
benditas las posadas que alojan a los peregrinos
del país de las maravillas.



martes, 16 de julio de 2013

Un jefe que insinúa que la lectura es mala compañera.







A ver Jacinto ¿Qué le ocurre?¿Qué sucede?
¿Qué le pasa? tranquilícese póngase cómodo
vamos a charlar un rato y verá como esto se arregla
no se preocupe cuente conmigo para lo que necesite
tenga plena confianza pongámonos de acuerdo
un mal día lo tiene cualquiera somos humanos
Mire jefe es que no sé ya ve usted no sé...
y bueno eso que.. que... no sé... es eso... todo
pero explíquese hombre porque no lo entiendo
se pone usted ahí Jacinto ahí en su mundo
a medias que ni chicha ni limoná ni ná
ni sol no sombra ni Juan ni Juanillo
y la "verdad" así yo no le puedo ayudar
porque aquí estamos encantados con usted
con el trabajo que está haciendo en el equipo
con su buen humor aunque yo no lo pille
con lo bien que soporta el maratón del horario 
con lo poco que se queja de la bazofia del almuerzo
con su nulo rechistar con respecto al contrato
con su puntualidad y su pasar por todos los aros
vamos que por mi parte no tengo nada que objetar
hombres como usted son los que hacen falta en serio
ya ya  Jefe si no digo ni que si ni que no en fin usted
tendrá sus razones sus ideas sus maneras sus formas
pero es que siento que aquí mismo muy cerca en todo
es como si homo homini lupus est y en ese plan
Mire Jacinto a lo mejor necesita ayuda de alguien
a lo mejor le vendría bien ir a un psicólogo
y le digo una cosa yo creo que no le conviene
leer tanto ir cada tarde a la biblioteca
tiene usted que darse cuenta de la realidad
aquí el que no llora no mama no prospera
maricón el último sálvese quien pueda
donde dije digo si te he visto no me acuerdo
hay que abrir los ojos esperarse cualquier cosa
 no se puede ir de bueno por la vida por el mundo
hay que seguir no puede uno dormirse filosofar
porque tiene usted Jacinto que tener muy claro
que el hombre es un lobo para el hombre.


lunes, 15 de julio de 2013

Por tener que no quede.






tenemos tenemos tenemos tenemos tenemos tenemos
rosarios de la aurora tenemos caminos de Santiago la feria de Sevilla
llamadas a deshoras buenos malos tragos ceniceros con colillas
corridas de toros tenemos festivales flamencos revuelto de diputados
estribillos para loros Valle Inclán  tenemos el esperpento magos trileros dados
tenemos juegos olímpicos fechas navideñas open gran premio tenemos
fraudes políticos campanarios tenemos cigüeñas contemplaciones bohemios
carrusel deportivo tenemos televisión basura jornadas internacionales
niños consentidos tenemos miedo a la locura medidas ambientales tenemos
la rotación de la tierra estrellas galaxias planetas tenemos recetas de la abuela
chalets a las afueras tiovivos mecanos cometas pastillas insomnios duermevelas
tenemos alianzas tartas nupciales despedidas de soltero el diluvio universal
caridades pecados capitales consejos del abuelo no saber cómo empezar
tenemos libros de cabecera uvas de la suerte las virtudes y los vicios
estatuas museos de cera de Hita el arcipreste tenemos Telma y Louis el precipicio
tenemos la paella del Domingo interferencias de la radio el doble o nada
cartones de bingo tenemos frentes revolucionarios cuentos de hadas
compra y venta especialidades de la casa canciones del verano tenemos
 tenemos truenos tormentas aprobados calabazas el payo y el gitano
rebajas de Enero Abril aguas mil Marzo ventoso tenemos
Febrero en el puchero rosas san Valentín Mayo florido y hermoso
tenemos por no llorar reír librerías de viejo tiendas de saldo tenemos
 tenemos olor a pachulí miradas del espejo tenemos fideos sopa caldo
novelas de aventuras poemas de amor biografías maquilladas
letanías abreviaturas barítono soprano tenemos tenor Oceanía infrapoblada
tenemos dentaduras postizas la misa del gallo la hora de la siesta
arenas movedizas destellos luces rayos tenemos centralismos que indigestan
tenemos el bar de la esquina chiringuitos de playa puestas de sol
tenemos billetes calderilla trajes a rayas llénese por favor tenemos
pelucas tupés coletas el cuerpo de bomberos tenemos academias de policía
párvulos jóvenes puretas botones chupas de cuero Internet quién lo diría
el instituto Cervantes tenemos los santos inocentes el tabaco de liar
tenemos lo de ahora y antes cuentas corrientes tenemos cuerdos locos de atar
depresiones de caballo tenemos cuentos de nunca acabar el concierto de Aranjuez
yuyus flojeras desmayos el milagro de almorzar tenemos Rioja Ribera Xerez
la firma del notario tenemos semáforos en rojo tenemos pasos de cebra
tenemos anotaciones del diario gafe mal de ojo boas pitones culebras
planes de pensiones ratas de alcantarilla tenemos pésame boda funeral tenemos
macos trullos prisiones tenemos balcones barandillas el rally París Dakar
chulos de barrio tenemos listos de la clase agencias matrimoniales
secretos de sumario lecciones de baile tenemos enfrentamientos conyugales
tenemos insultos inquinas torturas redes sociales himnos del progreso
tenemos calambres calenturas catedrales medievales viajes de regreso
aduanas y fronteras tenemos guerras Mundiales la batalla de Lepanto tenemos
mundos por montera canales digitales tenemos el Mandarín y el Esperanto
tenemos obras ejemplares ratones de biblioteca tenemos potajes insípidos
yacimientos minerales tenemos alterne discotecas el mito de Sísifo
síndrome de Estocolmo estados de sitio tenemos pronóstico reservado tenemos
tenemos las peras del olmo peleas conflictos huellas del pasado tenemos
siniestros totales tenemos malas compañías tenemos carne pescado espinas
bombas nucleares bulla algarabía locutorios cabinas tenemos
tenemos amistades peligrosas cuatro o cinco reglas agujas del reloj
setas venenosas tenemos reproches monsergas la cueva del terror
tenemos carné de militantes luces de bohemia tenemos luchas de poderes
devotos practicantes neurosis tenemos neurastenia costureros alfileres
elecciones generales tenemos el infierno de Dante el perro del Hortelano
franquicias sucursales oficiales tenemos comandantes sedas y gusanos
tenemos cita previa salas de espera seguro a todo riesgo tenemos
club de la comedia tenemos almas en pena peligros de por medio
lámparas de Aladino progresiones numéricas montañas cordilleras
portazos del vecino tenemos ecuaciones aritméticas guadañas manivelas
la Revolución Rusa tenemos otro tanto de la cubana tenemos la primavera de París
tenemos el ingenio de las musas los fines de semana una rosca y un colín
tenemos la diosa fortuna medias naranjas parejas ideales tenemos
tenemos excedentes hambrunas croupiers barajas la torta Inés Rosales
tenemos tenemos tenemos tenemos pero a ver quién tiene
huevos a que cante la gallina.



viernes, 12 de julio de 2013

El blues del padre nuestro que estás por ahí





 

Padre nuestro que estás
 en el plato de lentejas y el gazpacho
en la nómina y en la cesta de la compra
en las prisas que no se topan con semáforos
en la homónima ternura de la alfombra

en los que no desesperan en la cola
en el caldo caliente de la ducha
en las acuarelas que embellecen las auroras
en los cerditos de barro de las huchas

en las tostadas y en el aceite de oliva
en el zumo de naranjas recién exprimidas
en las muertes exiliadas de la vida
en los orgasmos que inyectan vitaminas

en los pasos que vamos dando por el mundo
en el sombrero con monedas del clochard
en los paisanos que me bautizaron vagabundo
en los tinteros que no se callan la verdad

en el milagro de volver a despertarme
en las pastillas de jabón y los perfumes
en los vocablos que afirman el desarme
en los orgullos que se bajan de las nubes

en la sonrisa de la tendera del mercado
en la paciencia del guardia que no multa
en las espinas de seda del pescado
en el tacto de aquellos que consultan

en las lágrimas derramadas de alegría
en las sábanas que huelen a lavanda
en las palabras que no utilizan cobardía
en Blimunda y en el polen que nos manda

en las almohadas que atenúan el insomnio
en las cicatrices que se olvidaron del rencor
en las pomadas que nos salvan del demonio
en los aprendices que se inician sin dolor

en el agua de la sierra y en el tinto de Bourdeos
en los bañistas de Cézanne y el cubismo de Picasso
en la serena luna llena y en la oración de los ateos
en el son de libertad y el contenido de los vasos

en las novelas de Antonio Muñoz Molina
en las obras completas que nos debe la justicia
en la clientela cuya asistencia es nuestra propina
en las volteretas que derrotan el furor de la avaricia

en la Academia de Platón a cielo descubierto
en los panes y los peces y su aroma de aleluya
en las bibliotecas de barrio que guardan un concierto
en la coherencia del silencio que huye de la bulla

en la fruta prohibida con la veda levantada
en las rebajas de enero que no menguan las ofertas
en la materia adherida a las caricias sosegadas
en lo primero es lo primero sin que acudan las alertas

padre nuestro si supieras
lo que se ve desde el suelo
baja del cielo un momento
cuando puedas te lo ruego
hurry up please hurry up 
y pon un poco de orden
 en todo esta jungla porque 
a este paso malo malo
 no habrá quien aguante
y en todos estos nombres
 hay algo que merece cuidados
 no lo dudes contamos contigo
 para que nos eches un cable
antes de que llegue la sangre  
  a los ríos de las colonias de verano
padre nuestro como te iba diciendo
 tú a tu ritmo pero no te demores
que la cosa está que arde
bienvenido seas ahora y en la hora
de la vida por siempre jamás
y why not to be continued


jueves, 11 de julio de 2013

tercera del plural del presente político indicativo.





Seducen convencen
 mienten disimulan
roban embisten
 entran a matar
 persuaden esconden
 hablan con los espejos
 se miran el ombligo
distribuyen mercancías
 subastan intereses
contaminan la decencia
 se ríen en nuestra cara
no se ponen de acuerdo
 alborotan el congreso.

 saquean al pueblo
 no les da vergüenza
transitan arribismos
 levantan sospechas
mean y cagan fuera
 se salen con la suya
no les escuece el alma
 no tienen alma alguna
usan mala sombra
la misma que les cubre
filtrean con la justicia
 cultivan eufemismos
aleccionan con barreras
exponen sin pretextos 
el sol que quema no les concierne.

Sobornan falsifican
prevadican no renuncian
soportan maletines
firman tratados medievales
engominan sus corbatas
estrenan calcetines
sodomizan la balanza
reinciden en el crimen
salen caros a subasta
cobran en negro zaino
visten guante blanco
no tiran de la cadena
fuman en el baño
apestan a pijo dominguero.

Se lo pasan por el forro
se divierten a costa nuestra
solicitan desacuerdos
patrocinan desalientos
proclaman plastilinas
desprestigian el esfuerzo
desayunan incumplimientos
almuerzan cosa fina
cenan en buen puerto
duermen sin remordimientos
recalifican los impuestos
planean el robo del siglo
por un oído les entra
por el otro les divierte
caricaturizan cobardías
se les llena la boca de siglas.

Pesoe pepe upeide ciu
 ugete comisiones comisiones
izquierda desunida  esquerra
quien parte y reparte ya se sabe
ajo y agua si no quieres caldo
más se perdió en la guerra
menos da una piedra
yo soy tú eres él es
nosotros somos vosotros sois
ellos son unos malditos
egoístas rufianes canallas
chupatintas abrazafarolas
recurrentes morralla
indiscretos mercaderes
muy bien sobresaliente
se ha sabido usted de carrerilla
la tercera del plural del presente
de indicativo político
se nota que ve la tele
 lee la prensa y tiene pesadillas
pero lo que es este verbo
no lo tendrá que recuperar
en septiembre.



martes, 9 de julio de 2013

Objetos perdidos


 Miro por la ventana 
y leo en el paisaje urbano
azoteas canalones tejados
 fachadas gatos en celo murciélagos
macetas habitaciones iluminadas
 por un haz de luz fluorescente
 que parpadea al compás televisivo
 de un catastrófico programa

Miro y leo lo que queda
 de una veraniega luna menguada
lo que viene a ser el reflejo del sol
 en una tatuada rebanada de pan
sobre el cielo que nos mira como
 queriéndonos contar algo al oído
algo bajo el silencio que nos desaloje
 de todas las empecinadas soledades

Miro los alrededores de mi mesa
 y me encuentro con papeles arrugados
con Stevenson Benedetti y el Gabo
 Ramón  Juan Ramón y Gustavo
 Jorge Luis Machado Felipe Benitez
Nicanor Jaime Gil y Margarite
poemas diarios prosas ensayos
tinta derramada a lo largo de los siglos

Desde estas rascacielosas alturas
 de tercer piso del casco antiguo
se ve cómo se burla la limpieza de la calle
 la autoridad de los semáforos el civismo
cómo los pasos de cebra son dibujos
que más bien delimitan un espacio
y la gente galopa sobre ellos cruzando
la avenida en busca de objetos perdidos
sin brújula ni norte ni sur ni este u oeste
ateridos por las azucenas de los escaparates


lunes, 8 de julio de 2013

Se nota en los ojos y se vive mejor






Cuando se sueña despierto son posibles paraísos
mundos lejanos fértiles huertos dulces océanos
y se esboza una sonrisa tonta que conduce
a penetrar en el alma clara de cuanto existe
sin pedir nada a cambio salvo seguir soñando

Cuando se sueña de esta manera es normal
separar los pies del suelo sin haber despegado
y cubrirse la piel con una salpicada indolencia
abrirse camino entre praderas selvas y bosques
hacer como que todo fuera una balsa de aceite

Aparecen fuegos de artificio escenas románticas
castillos de arena que resisten el viento  las olas
y el tiempo no pasa pero permanece despierto
allá donde los ojos ponen su inocente mirada
y el resplandeciente brillo dorado de la infancia

Se abren las alas los poderes se desatan
se esparcen los polvos mágicos de la quimera
el tacto no necesita ramificaciones nerviosas
en contacto con el mundo bajo un coma profundo
que mientras dura enternece la existencia

La imaginación campa a sus anchas por siglos
meses años décadas milenios días semanas
que pueden durar uno dos tres cuatro minutos
o la milésima parte de lo que anhelamos dormidos
que equivale a toda una vida en estado de gracia

 No cuesta ni un dolar ni un duro ni un mango
dan igual el dinero las divisas los contratos
se precisa de consideración con el asunto
en lugar de correr sin saber cuál es la meta
no se requiere pasaporte ni prepago del visado

Conviene llevar los bolsillos cargados de ganas
sorpresas planes al instante variantes asombro
para no usar el botiquín de emergencias salvo
en caso de expresa necesidad del punto y seguido
para lo cual será un gusto poder ayudarles

Vale la pena dejarse llevar por la cuerda locura
hacía desiertos oasis fiestas puestas de sol
bibliotecas ideales vasos de whisky color violín 
 sirenas de tierra apetitos rebozados con miel
goma espuma de plumas en el airbag del corazón

No cuentan las banderas las carreras ni el postín
los rabiosos ojos venenosos de la desesperación
el punto de encuentro es muy fácil de advertir
desaparecen los fantasmas y las facturas del buzón
y la correspondencia se basa en eurekas y aleluyas

Cuando se sueña despierto se nota en los ojos y se vive mejor.




sábado, 6 de julio de 2013

A pierna suelta.







Por qué envidiar a quien tiene
un jaguar un bmw un mercedes
un audi un ferrari un renault
un tanque un avión un misil
estando Mozart Beethoven Chopin
Vivaldi Schuber Cohen
la flauta el violín el jambé
la guitarra la lira el tambor
el piano la trompeta el tenor
el barítono el bajo el claqué

por qué envidiar a quien tiene
un yate un ático un chalet
una avenida una calle un país
un palacio un rancho un cuartel
estando Cezanne Magritte y Monet
Picasso El Greco Van Gohg
Frida Kahlo Ribera el mural
Murillo Velazquez Gauguin
Hopper Warhol Beckman
los puntos de fuga de la sinceridad

Por qué envidiar a quien tiene
un duro un euro un millón
un dolar un marco un talón
un rublo una libra un montón
estando Delibes Camus y Gabriel
 Federico Antonio y Manuel
la poesía el verso el compás
el lápiz la pluma el pincel
la hoja el acento la voz
la historia la novela el jazmín
la acuarela el óleo el pastel
el lienzo la sombra la luz
el pentagrama de la resurrección
la mágica flauta la felicidad
las semifusas del nunca acabar
el silencio y los tonos del son
o una big band de Nueva Orleans

Por qué envidiar a quien tiene
un diamante una perla un collar
el oro la plata el marfil el carbón
la ley de las minas del rey Salomón
estando la siesta el bostezo la piel
el beso el suspiro el sudor
el abrazo la caricia el temblor
el desayuno la cama el colchón
los algodones del amanecer
la tarde la noche el vacío el placer
de acumular la riqueza de un pedazo de pan
y suficiente aire para poderlo contar.


viernes, 5 de julio de 2013

René Magritte







Lo que detrás de las apariencias
se suele ocultar
Aquello que constituye
lo que en sentido propio es
La metáfora del silencio la reflexión
La imagen pintada
que siempre es imagen y pensamiento
Verdades monstruosas y fragmentarias
Un juego que se hace patente
 sólo a quien mira
tras las bambalinas de lo visible
El arte de la reproducción infiel
aunque no falsa
La pintura que altera y transforma
la realidad
El poético título de sus cuadros:
La filosofía de la alcoba
El pozo de la verdad
La tentativa imposible
Los ejercicios del acróbata
El bello mundo
Firma en blanco
El don de deslizarse por entre las cosas
El imperio del arte de mirar
y de leer al mismo tiempo
como en las palabras acacia
luna nube manta tormenta desierto
de La clave de los sueños
El carácter altamente incierto
de todo aquello que se manifiesta
en el dominio de lo visible 


martes, 2 de julio de 2013

Aunque así sea







Cómo voy a creer
que al igual que se deforesta el Amazonas
zona a zona
inminente peligro de incendio corra la cultura
a estas alturas
que de preciso nombre cambien a una hora
sin demora
puntuales los días bajo la bombilla de la luna
inoportuna
que por más o menos que uno quiera o no quiera
o requiera
de rodar y volar los años ni cesan ni frenan
en cadena
que ni un por qué ni un cómo sepamos cualquiera
que anduviera
ni el dónde ni el cuándo que nos esperan
ni las fronteras
aunque así sea.

Cómo voy a creer
que se hayan cruelmente adherido a los fines
los delfines
los pactos con sellos que justifican los medios
con adverbios
que en lugar de arrastrarnos como reptiles
muy ruines
no nos dé por ponerle con poemas remedio
al adulterio
que por si acaso o si las moscas desfiles
con fusiles
de las fuerzas armadas para armarnos de miedo
y sin medios
que si no aparece el mal la paz no se concibe
ni se recibe
y entre col y col sea una coartada del tedio
cementerio
aunque así sea.

Cómo voy a creer
que no sea posible la manifestación de una protesta
con la testa
sin la destructora presencia de los fantasmas de la sangre
con calambres
que formen las religiones rigurosa parte de la orquesta
tan funesta
de los egoístas conciliábulos embrionarios del desastre
malas artes
que mientras unos se ceban, vomitan y engordan
rimbambombam
otros muchos millones se sigan muriendo de hambre
y de hambre
que nos vayamos por las ramas del olmo y de las peras
peteneras
para evadirnos de la sustancia y de la esencia del detalle
por el talle
aunque así sea.

Cómo voy a creer
que dos y dos son tres en la suma que consuma
y rezuma
el escalofrío del vacío del granero de los pobres
tan salobres
que viendo lo que veo no sea la luz sino la bruma
y la espuma
de mil socios con negocios pagados con sobres
sabedores
que las malas promesas con buenas palabras desayunan
y pululan
y se van por donde vienen como vil vino el catorce
y el destroce
aunque así sea.

Cómo voy a creer
que en quince mugrientos metros cuadrados
apretados
se hacine inocentes a diecinueve personas
luchadoras
que entre la bolsa, la vida y el cielo azulado
a los dados
prime la primera y su reluciente corona
comadrona
que del alma para afuera incluido el costado
despistado
rememos en viento contrario a las olas
caracolas
que se compadezcan los capullos y los gusanos
primos hermanos
de nuestra seda y de nuestro polen las amapolas
ellas solas
aunque así sea.
Cómo voy a creer, cómo voy a creer
que así es sea
lo que sea.