miércoles, 2 de diciembre de 2015

En cierta manera


Resultado de imagen de madrugada

Salir del trabajo con muchas ganas de llegar a mi casa para ponerme a leer es una de las cosas que más reconfortante me hacen el paseo de vuelta cada madrugada. En la perpetua sensación de querer aprovechar el poco tiempo disponible tras una larga jornada, aún  a pesar de saber que se me acabarán cerrando los ojos de cansancio, encuentro la motivación necesaria para dedicarle un trozo de tiempo a enriquecer la dieta con lectura. Como suelo salir tarde, pasada la media noche, las calles se me muestran tranquilas y con ese sosiego propio de lo que descansa, de lo que ha conocido el trajín, el deambular de las gentes afanadas en sus tareas y en sus compras y en sus obligaciones ordinarias acometidas entre idas y venidas, entre pasos de cebra y miradas de reojo, entre tropezones y esa sensación de ir siempre deprisa sin saber hacia dónde ni por qué ni cómo; es como si de madrugada estuvieran las calles gozando del merecido retiro bajo las sábanas del silencio una vez que han sido capaces de soportar el ajetreo y el incesante rugir de motores cuyas secuelas son esas manchas de aceite que tatúan el asfalto. La madrugada tiene un matiz de serenidad que a mi me gusta tanto como para desear no tener nada que hacer al día siguiente y poder dedicarme a andar hasta el hartazgo a lo largo y ancho de la oscuridad iluminada con la luz amarilla de las farolas de la noche. Si ya de por si Sevilla es bella, lo es aún más cuando cada detalle puede ser contemplado o descubierto con el a penas perceptible sonido de los coches que se aproximan por alguna calle cercana y como viniendo desde muy lejos, con ese tenue latido de metal por el que uno no quiere ser sorprendido, en esa búsqueda de un refugio del alma para que a ningún conductor desaprensivo y temerario e idiota le dé por acelerar y saciar las apetencias de sus absurdos e incívicos caprichos. Eso, pasear con la parsimonia que se merece una jornada en la que se ha disfrutado del trabajo, mezclado con la certeza de que al llegar a casa se encontrará uno con un lugar propicio para el humilde deleite de la paz del interior de un hogar con unos cuantos libros y una cerveza, es en cierta manera la felicidad, el descanso del guerrero de este camarero, la posibilidad de seguir disfrutando de los placeres accesibles de la vida sin necesidad de gastar nada. Después, cuando solo el remordimiento de poder caer en el error de no descansar bien, cuando es preciso y necesario ir a dormir, se acurruca uno en un duermevela en el que se promete continuar dedicándole un rato más cada día y cada tarde y cada noche a lo que más le gusta, consiguiendo con ello que, aunque no siempre se cumplan los deseos, al menos quede abierta la ventana del ánimo y de la conciencia de saberse afortunado por el sencillo hábito de pretender vivir más vidas dentro de ésta que tenemos mediante el grato reencuentro que supone un rato de lectura.

6 comentarios:

  1. La cena "paseá", que se suele decir.

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  2. Que bueno ese paseo que relaja la mente y mueve la sangre y prepara el corazón y la mente para ese merecido descanso.Además seguro que Sevilla esta llena de luz.
    Un abrazo noctámbulo!!

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  3. Cuidado con ese tipo de abrazos porque quizá albergan otro tipo de sentimientos.

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    1. Anónimo,el nombre de ,"abrazo noctámbulo" viene a corde con la entrada,por que como Juan Carlos bien narra,ese paseo que él se da es por la noche al salir de trabajar.Pero,te diré:que he tenido la gran suerte,no solo de leerle,sino de conocerle y todos los abrazos que yo le mando son con todo mi cariño.
      Un abrazo para ti también.

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  4. Juan Carlos, tienes una visiòn muy bonita y romàntica de Sevilla, pero Sevilla tambien tiene su parte chunga, hay calles por las que mejor no andar solo durante la noche, no resulta relajante ni enriquece los sentidos y el alma, sino más bien inquietante, una intenta evadirse y caminar lo más rapido posible, procurando cruzarse lo menos posible con nadie para llegar a tu lugar seguro. Sevilla es una ciudad de contrastes, bella, acogedora, pero con sus luces y sus sombras.

    Un beso. Reyes

    Pd:
    Me sorprende un poco algùn comentario anònimo, que no tiene nada que ver conmigo. Yo me pongo anònimo porque no sè que cuenta debo poner, soy bastante torpe para estas cosas y siempre pongo mi nombre. Saludos a todos.

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  5. Se me olvidaba.
    Està muy bien vivir otras vidas a travès de la buena lectura, pero sin olvidarte de vivir la tuya que puede ser tan apasionante como aquellas que lees.

    Otro beso. Reyes... y anònimo piensa mal conmigo y seguro que aciertas.

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