martes, 1 de diciembre de 2015

Se decora la ciudad


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Ahora que las calles del centro de la ciudad se convierten en un hormiguero pienso en lo condicionados que estamos por las fechas venideras. La compra de los regalos, la búsqueda de las mejores ofertas, la elección del presente que alguien no se espera, la sorpresa, las ganas de agradar mezcladas con esa cierta obligación de comprar para regalar y para que nos regalen y todo lo que conlleva amenizar la convivencia aunque sea de una manera tan material forma parte de un protocolo establecido del que hemos de sacar lo mejor, lo que aún nos caracteriza de seres racionales, de párvulos, de niños. A parte de la teoría de que la forma de afrontar las navidades y otras fechas relevantes del calendario ha sido fomentada por las grandes superficies comerciales para generar un en ocasiones desmesurado consumo, a mi me gusta acercarme a la navidad con el presentimiento de que algo bueno va a pasar, de que necesitamos de esa cierta nostalgia para conocernos un poco más, aunque solo sea por unos días, de que es bueno ese espíritu compartido entre regalos y lotería y cenas y reuniones en las que siempre siente uno la esperanza de que salga a relucir nuestra parte más humana. No es fácil hoy en día, habida cuenta de las circunstancias internacionales que de una u otra manera nos salpican, pararse a pensar en serio sobre la felicidad que podemos desarrollar los unos con los otros, pero siempre he sentido que merece la pena ese esfuerzo, tal vez muy condicionado por los recuerdos sellados a mi memoria en forma de armonía con respecto a la navidad, como si no lo pudiera remediar, como si las imágenes de hojas caídas y de pueblos nevados y de belenes compuestos con maestría y humildad fueran el detonante que me lleva a sentirme instintivamente bien. Con el mero hecho de salir a la calle y ver cómo va siendo decorada la ciudad ya disfruta uno del paseo de otra forma porque eso lo instala en un presente, en un futuro muy cercano, en un como todos los años tener la posibilidad de hacer uso de una nostalgia con matices de bondad. Cae uno en la cuenta de que no ha dejado de ser un niño, de que a muchas personas con las que a diario se cruza la navidad le resulta triste; cae uno en la cuenta de que a veces no somos capaces de superar la tristeza, de que esperamos algo más, de que cualquier ocasión es buena para ponerse a contar penas y miserias y fracasos, y sin andar uno, por desgracia, a salvo de ello, me resisto a seguir el guión de lo negativo sobre algo tan hermoso y tan colorido y tan cargado de emoción y de cántico y de saludables tragos. Por supuesto que me emociono cunado pienso que miles de personas no podrán celebrarlo como todo ser humano se merece, por supuesto que me indigno cuando no nos ponemos de acuerdo para que eso no suceda, por supuesto que se siente uno juez y parte de la situación, pero si con algo, además de con una mínima colaboración en forma de alimentos, puede uno demostrar que no nos pueden ganar la batalla de la alegría es sonriendo y poniendo un granito de arena para que sea posible que el acercamiento de la navidad se parezca a la espera de un gran acontecimiento. 

5 comentarios:

  1. La navidad existe cuando eres niño y la resucitas cuando se tienen niños alrededor. Es una fiesta estresante que te arrastra y dejas de ser dueño de tu tiempo.
    En fin, resistiremos y procuraremos no morir en el intento.

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    1. Ánimo, Dyhego; el niño más cercano que tenemos a nuestro alrededor somos nosotros mismos.

      Salud.

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  2. Me has hecho llorar Juan.Quizás de pena,de dolor ajeno o de vergüenza propia.Quizás estemos más sensibles con todo lo que acontece pero,te aseguro que estas navidades haré lo imposible por compartir felicidad,amor y buena voluntad...Feliz Navidad!!

    Mil abrazos

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    1. Espero que si te has emocionado haya sido de una buena forma; no pretendía confundir a nadie, solo explicar mis sensaciones cuando llegan estas fechas tan cercanas a la navidad.

      Mil abrazos, Amoristad.

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    2. Perdón,se me ha llenado los ojos de vida,empatía y emoción.No hay confusión,solo sensibilidad a las letras que dicen verdades.

      Mil abrazos!!

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