miércoles, 5 de junio de 2013

Un poco de orden.




Como una de esas sensaciones que son capaces de aportar un cierto equilibrio, así actúa sobre mí el rato que le dedico a la limpieza de mi apartamento. Poner algo de música, que contenga un cierto ritmo capaz de acompasar los movimientos de la fregona, como la de todas esas bandas de Funky que tienen algo de Maceo Parker, en la que mientras sacudo el polvo juega un baterista con el tres por cuatro y surca un trombón el camino de las ideas que me van viniendo a la cabeza, es condimento indispensable para que se vea consumada la realización de la faena como el resultado del esfuerzo de quienes se encargan de montar el escenario de una fiesta, haciendo que las cuatro paredes disfruten al comprobar de qué milagrosa manera, y cuando nadie daba un duro por ello, cada cosa vuelve a su sitio, siendo testigo de cómo los lápices que cayeron debajo del sofá se saludan con los bolígrafos que permanecen sobre el escritorio: sólo les falta brindar como si del regreso de un largo viaje se tratara, y da gusto verlos diciéndose ya te dábamos por perdido, menos mal que le ha dado a éste por mirar allí abajo, y de la pluma que lleva dos meses sin asomar el pelo ¿sabeís algo?, qué va, a ver si hay suerte, pero déjalo, déjalo, que se le ve muy atareado, a ver si le dura, puede que en una de éstas aparezca el sacapuntas metálico, pero claro, tanto libro, tanto libro, si ya le tenía dicho su jefe que no le convenía leer tanto, así está todo, manga por hombro.... Y cómo me gusta hacer después una leve pausa para entonar un estribillo, y dedicárselo al aire que en forma de corriente atraviesa todo este castillo, toda esta patria, esta república independiente que cabe en un pequeño tercer piso del casco antiguo; es sin duda éste uno de mis momentos preferidos ya que es ahí cuando aprovecho para hacer un solo de guitarra valiéndome del palo de la escoba, y aplauden las cortinas, y se abre por sí misma una de las puertas del armario de la cocina, por el arte de la magia del punteo improvisado en el que trato de imitar al guitarrista de los Schizofrenics en esos sus Wet dreams y Dr Love que tantas alegrías me han dado. Más tarde enderezo el desbarajuste de cazos y sartenes, de ollas, vasos, fuentes y cubiertos; se revela el escurridor de la pasta, se desliza entre mis manos y el jabón; aplauden los jarrones, y por extraño que parezca no se ha roto nada todavía; minuto a minuto va oliendo mejor, minuto a minuto creo que lo consigo; me deleito de la transparencia conseguida en los cristales de la ventana, ésa a través de la que veo el interior paisaje urbano de tejados y de patios, y me río del uso que de esta palabra, transparencia, hacen últimamente los políticos; se nota que ellos no limpian su casa, no tienen ni idea de esta transparencia ni de la otra, pobrecillos me digo mientras no pierdo comba y me animo a tirar para el cuarto de baño, mi especialidad si hablamos de lo que se va dejando para el final, pero muy cerca de allí me encuentro con la lavadora y se me quitan las penas, me vengo arriba, ella me entiende, ella me dice tú puedes y me anima y me quiere y me promete no volverse a averiar, y con su viejo latir de ruidos va marcando los ciclos del lavado como uno de aquellos relojes de pared que marcaban los cuartos, las medias y las horas en punto . A la satisfacción de ver que todo va retomando un deseado aspecto de orden y serenidad se suma la del reencuentro con todo aquello que quedó en quién sabe dónde, ropa incluida, cuadernos, en fin cosas, trastos que ya estaban y otros que vinieron conmigo y tal vez no me lleve. Finalmente esto da la sensación de estar recién pintado y me proclamo emperador del leve trance, del corto espacio de tiempo, del puñado de minutos que durará la dicha de la que ahora disfrutan los pocos metros cuadrados en los que me muevo, y para celebrarlo enciendo un pitillo e imagino la cara que se le ha debido poner esta mañana a Muñoz Molina al enterarse se que le había sido concedido el Príncipe de Asturias de las letras.

6 comentarios:

  1. Clochard:
    Me alegra saber que la música de los "Schizofrenics" te da la energía suficiente para ejercer esas tareas, digamos, tan sexuales...
    (todo lo que jode: lavar, planchar, barrer...)
    Ciertamente el rato dedicado a la limpieza jode, pero que mucho; sin embargo, los resultados son tan agradecidos. Ver las cosas en su sitio, el teclado sin las miguicas de pan entre las teclas, ninguna pelusilla bajo la cama, los cristales como los chorros del oro... ¡Eso no tiene precio!
    Tenía yo una vecina que limpiaba al son de la Pantojona: "Me s'enamora el armaaaaaa, me s'enamoraaaaaaaa ca vez que te veooooooooo".
    A mi me gusta limpiar tarareando cualquier canción de Sabina, sobre todo la del Pirata cojo con pata de palo, con parche en el ojo, con cara de malo...
    Sobre todo no conviene poner a Alaska, no vaya a ser que la tostadora se vuelva asesina...
    Me ha alegrado mucho saber que el Príncipe de Asturias ha sido concecido a Muñoz Molina. Me gusta mucho cómo escribe.
    Por cierto, esta mañana aparecía en una reseña que era un escritor "poliédrico" con hache.
    Como te lo digo. ¡Para darle un par de hostiones al periodista!
    He escrito un comentario al diario en cuestión. No sé si habrán rectificado.
    Perdón por la extensión.
    Y gracias, muchas gracias, Clochard.
    Salu2 esquizofrénicos.

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    1. Dyhego:
      Da gusto contemplar cómo queda todo, aunque dure un rato, pero qué maravilla. Sabina va muy bien cuando en el momento en el que escurres la fregona utilizas ésta como si fuese el micro, suelen aplaudir bastante, te pueden llegar a pedir algún bis y todo.

      Muñoz Molina es muy grande, o como dice Blimunda: un virtuoso. Alegrémonos por alguien que sabe como muy pocos apreciar el sentido de la vida y compartirlo, mediante su obra, con los demás.

      Lo del periodhista ese es muy ferte. Que no te extrañe, lo mismo hasta se trata de uno de esos que se dan tortas o hacen el pino por posicionarse, quién sabe.

      Saludos Doctorweetlovedreamescos.

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  2. Esta es una de las entradas más Clochard que has escrito, desde mi punto de vista.
    (Se la voy a leer a los niños, ya verás...)

    Y lo de nuestro Antonio, pues PURA ALEGRIA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Besos y besos

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    1. En fin, ya ves, se pone uno a limpiar la casa y le pasan estas cosas de lo más divertidas, como la vida misma. Qué honor: ser leído a mis sobrinos, seguro que acaban diciendo que el tito está chiflado; sólo con que se rían habrá merecido la pena escribirlo.

      Andaba yo en mi diario diálogo con la lechuga de Primo Levi, que ahora se encuentra en "Los hundidos y los salvados", cuando me llegó, de mano de La señora Amoristad, un sms informándome de la noticia...y me emocioné, porque se lo merece, por buena gente y por que es muy grande y comparte todo lo que sabe con todos sus lectores de una manera sumamente humana. Es un Maestro.

      Besos, prosas y versos.

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  3. Se me ha dibujado una sonrisa de principio a fin y aún ahora comentando la sigo teniendo,que bueno!!Desde hoy,cuando afronte "las tareas sexuales"de la limpieza de mi casuca,ya no será lo mismo,aunque seguiré poniendo a El Barrio que me pone las pilas!!Solo un inciso;no fumes chiquillo!!!que el humo te lleva las neuronas y eso no se puede permitir...Enhorabuena!!para el Sr Muñoz Molina,por su premio,que no deja de ser un reconocimiento a su trayectoria profesional...Un abrazo caseruco!!

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    1. Bueno, no es mala idea, El Barrio va muy bien para el barrío, en cambio para el fregao ya es otra cosa, ahí hay que tirar a algo más de otro estilo, aunque si se empeñan los del Barrio, incluidos los vecinos, se deja y ya está.

      Hoy he dejado de fumar, en lo que va de día, unas tres veces, pero llevas razón, ya va siendo hora.

      Y de Muñoz Molina diremos que es un claro ejemplo de lucidez, humildad, perseverancia y saber vivir con los ojos abiertos, unabuena persona por definición. Cómo me alegro.

      Mil abrazos.

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