sábado, 17 de febrero de 2018

Diario de Febrero LV


Resultado de imagen de nubes en la tarde


Las tildes por debajo de las esdrújulas de esta tarde eran las manos en los bolsillos de los transeúntes, y las farolas de gas tatano pretendiéndole dar ese anaranjado y amargo tono de luz a La Ciudad cuando ni chicha ni limoná. Los resultados del Derby diario son los siguientes: la Causalidad gana por goleada. Cuenta cada día menos la experiencia en el pase largo porque el estímulo cada vez es más súbito, cosa que hay que prometerse proponerse atisbar si no quiere uno que le acabe sonando a chino la efímera actualidad; a ver, la velocidad de la luz de la vida que consumimos como consume la vela oxigeno al tiempo que es consumida. Todos contestamos en primera instancia que bien cuando nos preguntan cómo estamos. Hay quien ve las cosas de otra manera; todos vemos las cosas de otra manera. Crece a cada instante la vida como no dejan de hacerlo ni las uñas ni el cabello. Contemplo La Plaza como quien hace lo propio desde un balcón de Tirso de Molina. Una señora pide una leche manchada muy clarita y muy calentita voy a entrar un momento al servicio, y en ese sin buenas tardes se encuentra focalizado el pensamiento de lo que desde hace kilómetro y medio venía barruntando ese alma bendita que bastante tendrá ya con lo que tiene. Una de las opiniones al respecto de si por el hecho de no disponer de un contrato en regla se tenga más o menos inclinación a mostrar entusiasmo por el trabajo dice que no tiene por qué; y si me paro a pensarlo no tiene por qué, pero no creo que predomine precisamente el pensamiento lateral en ese caso; a partir del momento en el que empiezan a aparecer las exigencias, una vez que no hay otra, comienza el individuo a pedirle tomar cartas en el asunto a la burocracia, razón por la cual los juzgados y las asesorías y los gabinetes de abogados y bufetes de los mismos están tan ocupados, a la par que van floreciendo con otras perspectivas nuevas generaciones que vienen con un nuevo mensaje que aportar, con otra historia que contar, con otro cuento pero cada vez más aproximado a la metafísica de la relación entre la exigencia y la recompensa a cambio del esfuerzo. Si las empresas no empiezan a mirar en el interior de las personas acabarán avanzando a un ritmo que nada tenga que ver con la realización en el trabajo ni siquiera en el más creativo de los puestos, y eso nos llevará a la locura; y ojo que, como diría Gustavo Bueno, estamos todos en el mismo barco.


3 comentarios:

  1. Conviene recordar lo que nos enseñó El Principito: "Lo esencial es invisible a los ojos" No perdamos la esencia. No nos deshumanicemos. Un abrazo.

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  2. Todos los trabajos deberían estar bien pagados, es una obviedad, pero es tan injusto.

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