miércoles, 28 de febrero de 2018

Los argumentos de la creatividad



Resultado de imagen de collage

Vengo de casa de un amigo y académico que pinta y dibuja, que se deja llevar por las entretelas de los trazos y por los carteles anunciadores plagados de imágenes que recortar, por el ensueño de la dedicación al arte por amor al arte, por las cordilleras de la línea y por los susurros de los puntos de fuga, por los ensambles del collage, por la división de los colores en lo que cada uno de ellos insinúe sobre la lámina que se esté contemplando, por la consecución de un paisaje humano descrito en unos pómulos y en unas mejillas, en el contorno de unos ojos rasgados, en la apariencia de lo que es y acaba siendo otra cosa muy distinta gracias a la mano de la creación. Cuando uno entra en la casa de un artista siente de inmediato el poder de la concentración, la seriedad y serenidad  del trato más desenfadado, las dudas y las preguntas existenciales sin resolver con tiempo de por medio para hablar de ello, el crucigrama de los latidos de la estética, la trinchera desde la que se defiende el intelecto, el hombre, el artista. Como no salgo de mi asombro me considero un afortunado. Durante el paseo de vuelta va uno pensando que es posible acariciar la concordia, estar a gusto en unos cuantos metros cuadrados rodeado de todo lo que un matiz de pensamiento interior reflejado en las paredes pueda aportar, en las hojas, en las cuerdas, en las páginas y trozos de papeles predispuestos a la continuación, a los argumentos de la creatividad.


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