miércoles, 28 de febrero de 2018

Diario de Febrero LXIII


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Leo la nueva obra de Muñoz Molina como si cada una de sus páginas fuese un fragmento de prosa poética. La abundancia de la calle en el interior de la novela es la de los paseos por La Ciudad, la de las tardes muertas en el desencanto de la lluvia formando charcos con riesgo de que un coche lo ponga a uno como una sopa al pasar sobre alguno de ellos. El manantial de las voces que se escuchan, el torrente de carteles en los que aparecen frases evitando las proposiciones, los tirones de guante blanco, las aceras caminadas por los oídos, vistas por los zapatos, tocadas por los ojos, escuchadas por el tacto de la materia gris, son la mina del tesoro de la literatura andada. Hasta un buen rato después de haber iniciado el paseo no se da uno cuenta de que va solo, de que ha ido tan absorto en el olfato como una de esas personas que tropiezan con los demás por no dejar de prestarle atención a la pantalla de su móvil. El autor es otro, quien escribe es otro; es un íntimo apuntador del reino de las voces el que se dedica a dictar lo que recogen los sentidos a flor de asfalto, en el anden del metro o en la parada del autobús, al cruzar un paso de cebra o al inclinarse para recoger un papel del suelo. Cuando leo muchas frases cortas seguidas siento la velocidad del vistazo, el apremio de la sorpresa, la búsqueda de lo desconocido, la revelación de un mensaje escrito desde hacía años en una pared visto ahora por primera vez, con la de veces que ha pasado uno por ahí. No ha de dejado de llover en La Ciudad desde anoche, toda ella mojada por las lágrimas del cielo azul transformado en la nebulosa de la alegría, de la pura alegría de disfrutar de la buena literatura.


4 comentarios:

  1. como lo que tú escribes Tellez. Como lo que muchos escritores de todos los tiempos han escrito. Nada nuevo bajo el sol.

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  2. Me fascina ir buscando mensajes por todos sitios. Están ahí, esperando a ser descubiertos. Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Cuando uno se abandona en el paseo surge la inmediatez de la sorpresa.

      Salud.

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