sábado, 7 de abril de 2018

Sin pudor alguno


Resultado de imagen de corrupción política

El concepto de dignidad está tan mal ejercido en España, por no decir que no existe, que la ausencia de vergüenza se está convirtiendo en un habitual reírse en nuestras narices por parte de la clase política. Recuerdo hace no mucho tiempo haber dimitido un concejal de una ciudad sueca por haber tratado éste de saltarse a la torera una norma que le posibilitó dejar su coche mal estacionado eludiendo la denuncia debido a su cargo, motivo por el que tras una sana reflexión abandonó su puesto no consintiéndose a sí mismo dar tan mal ejemplo. Por contra, en esta España nuestra de camisa blanca y desesperanza, cuanta más tajada se pueda sacar mejor, hasta el punto de que de tan frecuente que se nos presentan este tipo de situaciones se da por supuesta la impunidad de la que gozan, no ya los presidentes y vicepresidentes y consejeros y ministros y así todo seguido hasta el final, sino cualquier miembro de gabinete o sección de sospechoso nombre, ante las comisiones de investigación y los procesos judiciales. Lo de Cristina Cifuentes es de un descaro y cobardía tales que ahora los que tienen que dar la cara son aquellos que en su momento posiblemente fueron sobornados o vete tú a saber dónde empieza la cosa; ahora la pelea de gallos está de puertas para adentro de la Universidad. Tirar la piedra y esconder la mano, no dar la cara sino para, ante la falta de argumentos y la ausencia de la transparencia con la que se les llena la boca, mentir reiteradamente; beneficiarse y después desaparecer omitiendo todo tipo de culpa, o sea el rizo que riza el rizo de la incongruencia deviniendo en injusticia, en tráfico de influencias, aprovechándose de los débiles esquemas morales de a quienes se les supone un mínimo grado de integridad, pobres diablos que pretendían de algún modo salir también ellos beneficiados y a los que se les deja más solos que la una para que se maten entre sí, momento que se aprovecha para hacer la debida limpieza que andaba esperando su revancha. Hay que tener la cara muy dura para, tras haberse confirmado la falsificación de las firmas de un expediente de final de máster, barrer para otro lado. Lo peor de todo es que a esta ralea no le importe que la imagen que están dando genere el suficiente desconcierto en el resto de países como para que cada vez se fíen menos de nosotros metiéndonos a todos los españoles en el mismo saco ¿Representantes?, ¿pero qué tipo de representantes son éstos cuyo discurso es un reguero de eufemismos y una falta de recursos a la hora de expresarse que ponen los pelos de punta? Otra cuestión que dice bastante de la solidez de los principios de los partidos políticos es la falta de consenso en función de los intereses sopesados a partir de las resoluciones que puedan derivarse a la hora de meterle mano a un asunto de cierto engorro, siendo preferible no denunciar por miedo a perder la oportunidad de acceder a una de esas privilegiadas posiciones que conforman los sueños de los corruptos de moral ciudadana ¿Por qué pasa todo esto? ¿Por qué quienes burlan la ley a su antojo no dimiten? porque no tienen dignidad. Como diría Larra: "Cosas de este país que con vanidad pronunciamos y sin pudor alguno repetimos".

2 comentarios:

  1. Estamos sufriendo una degeneración política que nos va a pasar un factura tremenda. Los viejos partidos arrastran demasiada podredumbre y los nuevos parece que vienen con demasiados prejuicios partidistas y escasa conciencia global. Qué lastima. Saludos.

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    1. Puede que la mayor de nuestras carencias sea la de la educación, y lo que ello conlleva calando en todas los ámbitos.

      Saludos, Jfbmurcia.

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