martes, 15 de septiembre de 2015

Veo luego escribo


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Va uno por la calle pensando en qué escribir y casi no necesita guión preestablecido, ni notas tomadas en un cuaderno, ni contraseñas de los reflejos de la memoria, ni nada más que las ganas de decir algo, la emoción anticipada de ponerse a hacerlo sobre cualquier cosa que le surja o que le rodeé. El nulla die sine linea se acerca al desenlace deseado tan solo con contemplar el paisaje urbano. La riqueza de la dinámica diaria de una ciudad es un manantial inagotable que tiene la virtud de no ser igual dos días seguidos. Escribir es un buen remedio contra la rutina y una buena ayuda para ejercitar la observación, para recrearse en la conciencia de estar vivo. En el fondo uno siempre escribe sobre lo mismo, sobre lo que le anda dando vueltas en la cabeza, sobre lo que uno mismo es y no sabe decir de otra manera. Cuando uno escribe lo hace mirándose por dentro con la excusa de explorar el exterior. En el fondo uno escribe por vicio y por querer desenmascararse de los fantasmas cotidianos, por lanzar por la borda del teclado todo aquello que le hace cosquillas por dentro, eso en lo que se encuentra el germen de la voz que le acompaña. Describir con el pensamiento una situación determinada mientras se es testigo de un suceso forma tanta parte de la vida como si el sujeto de esa situación fuese uno y no ese al que estamos viendo; sacarle punta al lápiz de la contemplación es jugar con la virutas de la madera del alma; indagar en lo ojos de las personas con las que se va cruzando uno de camino a casa o al trabajo es una costumbre que se puede apoderar de uno hasta los límites de la literatosis; inventarse la vida de los demás, suponer lo que hubiera o hubiese ocurrido, lo que va a suceder, lo que fue y lo que será forma parte de la dieta del aficionado a jugar con las palabras, a probar con otra expresión, a buscar en el diccionario el significado de un vocablo del que intuye que irá bien para un algo en concreto.  Miro a mi alrededor y veo cómo se mueve la gente, de un lado para otro, comprando, buscando sobre desplegados pequeños mapas el lugar de la ciudad en el que se encuentran, compartiendo el velador de una cafetería, charlando, ensimismados en escaparates como diciéndose así mismos lo que les gustaría regalarse, juntos de la mano o en grupo, charlando, gesticulando para darle énfasis a sus mensajes; veo a jóvenes sobre un monopatín, esquivando velozmente a los transeuntes de las zonas peatonales, veo a mendigos que irónicamente piden para comprarse un Ferrari o un Chalet en Marbella, a músicos ambulantes del asfalto, a gitanas que ofrecen pequeños manojos de romero; veo a turistas que no dejan de hacerle fotos a la fachada de la catedral, tranvías que hacen sonar su anunciador pitido de cercanía; veo carros de caballos y paradas de metro, plazas con palomas y muchas palmeras y naranjos, hinchas del Borussia Mönchengladbach bebiendo cerveza, calentando motores, exhibiendo los colores de su equipo, confraternizando en las terrazas de la calle san Fernando con la ciudadanía sevillana, deseándose suerte, dándole un respiro al rigor de los hábitos germanos. Veo luego escribo, en esta tarde de mediados de septiembre.

7 comentarios:

  1. El oxigeno de las palaras, las necesitamos para respirar, son nuestro medio, nuestra forma de vida. Bellos pensamientos, reflexiones agudas que lanzas al aire y los dejas volar libres para quien quiera impregnarse de esa pasiòn por el lenguaje, de esa pasiòn por vivir el dìa a dìa. XXL

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    1. Gracias por tu generosidad, Reyes. En el día a día se encuentra la literatura, en la vida, en cada bocanada de aire que tragamos. XXL

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  2. Por la forma de empezar:" Va uno por la calle...",creí que ibas a contar un chiste ;-).Te leo,luego siento...Un ciclogenesiabrazo!!

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    1. Pues menudo chiste más largo me hubiera salido jajaja. Es un honor poder tenerte por aquí, Amoristad.

      Mil abrazos

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    2. El honor y el placer de leerte es siempre mío Clochard.
      Mil abrazos

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  3. Cada cual encauza sus creatividad como mejor sabe, unos escribiendo, otros pintando, otros cantando, otros sonriendo, otros siendo amables...

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    1. Si, lo importante es mantenerse vivo, activo en la creación.

      Salud, Dyhego

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