domingo, 8 de abril de 2018

Aquel mañana


Resultado de imagen de callejón sin salida

Ya no sabe uno con qué atroz noticia se encontrará hoy. El silencio al que son sometidos quienes algo tienen que decir y aportar huele a chamusquina cuatro esquinas antes de llegar a la avenida del descalabro. Si Rousseau levantará la cabeza que duda cabe de que echaría mano de pluma y papel, pero de nada serviría; una vez suprimida la asignatura de filosofía de los planes de estudio, y puesto de manifiesto que el ministro de cultura se declara novio de la muerte, nuestra incapacidad de entender se encuentra cada vez más atornillada por la herramienta propagandística de los leguleyos del atraco a mano armada de los Derechos Humanos. La cuestión se resume en que cada cual salve su culo y para de contar. Alguien más enfermo mental que el resto imita a los yihadistas al volante de una furgoneta en Munster; el referente político más reconocido por el pueblo brasileño, Lula Da Silva, acaba en el hotel de las rejas por corrupción y lavado de dinero; ayer, siete muertos en la frontera entre Gaza e Israel, mañana serán otros tantos; atascos camino de Damasco cada weekend; tratan de envenenar a un espía ruso para que no arda Troya; tres escritores dimiten de la Academia sueca por un caso de abusos sexuales; un ciudadano español muere en plena calle víctima de un disparo en la cabeza; pero entre col y col una lechuga: celebramos los cincuenta años del Lalala de Massiel. La justicia alemana se baja del burro y dice que allí no pasan por el aro de un delito de sublevación que a ellos no les concierne, o sea que depende para qué cosas somos más o menos europeos, pareciendo ser que en este caso no estamos en el mismo barco; Puigemont, cuya intervención en lengua inglesa es de un ridículo fonético que tira de espaldas, maneja los hilos de Cataluña desde Alemania, para no ser menos que Angela Merkel, que desde allí mismo hace lo propio con los de España, y es que las cosas que funcionan son dignas de imitación, y tanto se han ido imitando unos a otros que el cenagal llega al techo. Su Majestad, el Rey emérito Juan Carlos, ha pasado un día en la UCI porque le ha sido cambiada una prótesis en una de sus rodillas, mientras las listas de espera de la Seguridad Social arrastran tal retraso que se está llevando por delante a cientos de indefensos sin más presupuesto que una ínfima pensión que no llega a cubrir los mínimos gastos necesarios para un urgente tratamiento. Nada define mejor la cualidad de lo inexorable que el paso del tiempo, y mirando hacia atrás comprobamos que muchos de los derechos y privilegios conseguidos para disponer de una vida decente han sido tirados por tierra en muy poco tiempo; lo inexorable ya no es solo ese transcurrir de los días sino el de la lava del volcán de la indecencia anegando nuestro fuero más interno. Las esperanzas de una paz social y de una justicia ecuánime parece que no formarán parte del porvenir; y otra vez Larra: "¡Ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!".
 

2 comentarios:

  1. Chapó. Un artículo muy bueno. Tiene música y eso es muy muy difícil. Da gusto leerlo. Comparto en face con tu permiso.

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    1. Muchas gracias, Rubén. Lo más importante es que el artículo no sería nada sin las personas que lo leen, que son las que en realidad terminan de escribirlo.

      Abrazos.

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