sábado, 27 de julio de 2013

Doce deseos de felicidad





Estimados lectores, les voy a contar una noticia de la que seguramente no tengan constancia, de la que seguramente no haya llegado nada a sus oídos, una noticia de la que no tienen ni idea. Me he frotado un par de veces la cara, me he pellizcado insistentemente en los brazos para ver si era cierto o si se trataba de un sueño, de una alucinación, pero les aseguro que lo que me dispongo a contarles a continuación es completamente cierto. Me podrán llamar chalado, me da igual. Podrán sugerir que estoy loco, zumbado, miren ustedes, por un oído me entra y por otro me sale porque doy fe de lo ocurrido. No salgo de mi asombro. Aún siento una ligera conmoción que me viene acompañando desde el momento en el que tuvo lugar el maravilloso suceso. He vuelto varias veces al lugar de los hechos para asegurarme, para ratificar la magnitud del acontecimiento, para convencerme definitivamente de que he sido un elegido, un privilegiado, un hombre que ha contado durante unos minutos con la extraordinaria fortuna de lo nunca visto. Increíble, inaudito, alucinante, descomunal, como un hechizo, pero cierto.

La historia ha sucedido de la siguiente manera. Iba yo esta mañana paseando por las calles de Huelva que más poesía me sugieren, a lo mio, a mi aire, mirándolo todo, fijándome en las cosas, relajado, como siempre, como suele decirse: a mi bola, aunque había algo que me rondaba continuamente la cabeza. El día era plácido, luminoso, templado, ideal. Todo parecía más o menos normal: la gente, los coches y autobuses, las fachadas y balcones, los ruidos típicos del barrio, pero a mediada que me iba deleitando con el paseo iba notando una sensación agradablemente extraña. Notaba como esa corazonada que se tiene cuando presentimos que nos vamos a encontrar con alguien a quien hace mucho tiempo que no vemos, y al doblar una esquina lo primero que me ha venido a los ojos ha sido el resplandor de un objeto brillante, más que brillante, resplandeciente, siendo tal el brillo que no he tenido más remedio que ir acercándome poco a poco, cada vez con más atención. Aquello se encontraba en un pequeño rincón que tenia la pinta de estar reservado para el acontecimiento. No he dudado ni un instante en agacharme para comprobar de qué se trataba.

El objeto en sí tenía una forma parecida a la de las teteras en las que preparamos las infusiones, pero más esbelta, con un aire de cosa bonita, especialmente bella. El estampido, el big bang, el milagro, lo absolutamente mágico ha sucedido cuando me he atrevido a tratar de acariciarla...............Insisto, me pueden decir que estoy como una regadera, que no sé lo que digo, que se me ha ido la cabeza como a Don Quijote, pero, perdonen, estoy a punto de quedarme sin palabras. En ese momento ha comenzado a salir un leve humo del interior de esa especie de tetera, muy suave y muy aromático, embriagador. Ha sido una mezcla de humo y vapor que me ha hecho pensar que me encontraba en otro planeta, y acto seguido he escuchado una voz. Esa voz era claramente la de un sabio, como la de los oráculos, una voz deliciosa, y entonces esa mezcla de humo y vapor se ha convertido en un cuerpo casi transparente suspendido en el aire; y ese cuerpo, y, prepárense, todo eso que estaban viendo mis ojos, se ha transformado en la fantástica aparición de un... cómo decirlo... de un.... de un Genio. O sea, que me encontraba delante de una lámpara maravillosa... yo, quién me lo iba a decir, delante de una lámpara maravillosa. Acto seguido todo ha transcurrido en la más absoluta confianza. Ese Genio y yo hemos estado charlando un rato que, disculpen por la emoción, ha sido más o menos como a continuación voy a tratar de explicarles.

Genio: Tranquilo, no te pongas nervioso que no me como a nadie. Llevo toda la mañana detrás de ti y hay que ver lo difícil que me lo has puesto, hay que ver por qué calles te metes. Mira, Charlie, sé lo que estás pensando, estás pensando que mañana es el cumpleaños de Juan.
Charlie: ¿Y tú cómo sabes eso?¿ y cómo sabes mi nombre?
Genio: Pero qué tonto eres, parece mentira. Pues porque soy un Genio, o es que acaso tengo pinta de mecánico o de carpintero o, como tú, de camarero que todavía no sabe ni lo que es un Genio.
Charlie: Bueno, disculpa, no pretendía molestarte.
Genio: Escucha, he venido porque también sé que estás pensando en qué podrías regalarle. Lo sé todo. También sé que lo que más te gustaría es desearle muchas cosas buenas, toda la felicidad del mundo, pero comprenderás que aunque soy un Genio, y no un camarero que por mucho que vaya a la biblioteca parece ser que todavía no sabe ni lo que es un Genio, pues tengo una serie de normas, y la más importante de todas esas normas es que cuando se trata de un cumpleaños concedo un deseo por año cumplido, de modo que cuando quieras puedes empezar a decirme cuáles son tus deseos para Juan, para ese chaval que ha inventado el BalónJohnnie, el Jaque Polea, el Jaque Robótico y uno derivado de éste llamado Jaque Eléctrico, además de haber sido la persona que mejor ha definido tu manera de roncar.
Charlie: pero ¿Qué me dices?
Genio: Venga hombre, vamos a lo que vamos, o es que quieres que te recuerde que cuando roncas pareces un martillo hidráulico. Pero qué te has creído, por quién me has tomado, ya te he dicho que lo sé todo. Y para sacarte de dudas te recordaré que eres tan ingenuo que has llegado a dar lugar a que Juan te tuviera que explicar que el Ratoncito Pérez es un invento; desde luego hay que ver. Venga, díme ya de una vez cuáles son los deseos que quieres pedir para Juan.
Charlie: A ver, apunta, puede que sean más de doce, a lo mejor alguno más.
Genio: Madre mía, qué pesadito te pones, no me extraña que Juan estuviera hasta el gorro de que le llamaras Gormiti; vamos hombre, que todavía tengo que atender otros cumpleaños, pero espero que no sean tan pesados como tú. Desde luego, y por lo que estoy comprobando, Juan, además de ser un estudiante sobresaliente tiene mucha paciencia contigo. Venga ya de una vez.
Charlie: Mira, lo que deseo para Juan es que siga conservando ese espíritu de investigación, ese gusto por el estudio, esa afición por la lectura. Le deseo que siempre continúe escribiendo poemas con el mismo gusto que lo ha hecho hasta ahora, y cada vez mejor. Le deseo que esa manera suya de ser cuidadoso le acompañe a todas partes, que cuide de sus padres y de su hermano, y de toda su familia, con el mismo mimo y entusiasmo que lo hace con todo lo que le gusta. Le deseo que crezca fuerte y sano, que haga deporte para divertirse y que no se enfade cuando le gano al ajedrez..
Genio: Disculpa que te interrumpa. Vamos a ver, yo entiendo que tú le hayas enseñado a jugar al ajedrez, pero lo que no puedo comprender es que no se te ocurra darle vidilla de vez en cuando. Claro que a este paso la próxima vez que lo veas y juegues con él te vas a enterar de lo que vale un peine. ya puedes seguir cuando quieras.
Charlie: Llevas razón, como se haya inventado otro tipo de Jaque me va a ser muy difícil. por cierto, ¿por qué deseo me había quedado?
Genio: Uuuffffff, que tío más pesado, eres un pesado de ida y vuelta, un pesado a las finas hierbas, un pesado....
Charlie: Ah, vale, vale, ya me acuerdo, sigue apuntando. También le deseo que viaje mucho, que disfrute del mundo, que algún día conozca París, Londres, Nueva York, Tokio, Roma, Lisboa, Viena, Berlín, y todas las ciudades más bonitas e interesantes del planeta. Le deseo que aprenda idiomas y disfrute de la comunicación con personas de otros países. Le deseo que sepa tomar decisiones inteligentes para que todo le vaya muy bien. Le deseo que pueda elegir si le apetece tocar algún instrumento, o pintar algún cuadro, o esculpir una estatua, o cualquier cosa que tenga que ver con el arte, aunque sea como entretenimiento. Le deseo que cuando vaya al instituto disfrute del cambio, y luego en la universidad. Le deseo las novias más guapas que puedan ser imaginadas, las mejores personas, las chicas más lindas. Le deseo que algún día pueda tener un taller en el que desmontar, pieza a pieza, toda clase de máquinas, como por ejemplo una lavadora.....
Genio: para, para, para un momento. Esta misma mañana me ha llegado un e-mail de una señora que dice que tiene una lavadora guardada para él. Se trata de una señora que conoció en el hospital cuando se estaba recuperando de una lesión en el codo. Si quieres la llamo ahora mismo y que nos la traiga. Total, con lo pesado que eres podemos estar aquí hasta mañana, de modo que esa señora dispondrá de tiempo de sobra.
Charlie: Vale, por mi estupendo, ya verás qué contento se pone cuando la vea.
Genio: Vamos, no te pares, continúa diciéndome..... espera, que voy a coger otro folio... ahora, venga.
Charlie: Le deseo que sepa rodearse de buenos amigos, de buena gente con la que poder gozar, con la que poder llegar a ser una gran persona y a compartir lo que tiene. Le deseo que encuentre el tesoro de la amistad y que sea muy, muy feliz. Le deseo que no se tome algunas cosas tan a pecho, que no se enfade nada más que cuando sea necesario, porque es una chaval que se merece disfrutar de todas las cosas con ese talento suyo tan gracioso, cariñoso y simpático. Le deseo que en la celebración de su cumpleaños todos sus amigos se sientan orgullosos de él y él de sus amigos, que se lo pase pipa, que se ría mucho. Le deseo...
Genio: Oye, Oye, parece, con lo que me estás diciendo, que se está confirmando toda la información que yo tenía. Te prometo que haré todo lo posible por que estos deseos se cumplan que, teniendo en cuenta cómo es Juan, casi que podríamos asegurar que le espera un futuro muy feliz; pero, como te digo, yo haré todo lo posible para que así sea...Y ahora te quería proponer una cosa, viendo ya la hora que es, y teniendo en cuenta que la señora de la lavadora no llega, vamos a hacer un trato. Yo me voy volando a otro sitio en el que me están esperando para hacer otra lista de deseos, y en lugar de llevarte la lavadora te llevas mi lámpara. Así la podrás usar en otro momento. ¿Qué te parece el cambio?
Charlie: Me parece genial.
Genio: jajajajajaja...jajajajajajaj... qué gracioso. Bueno, parece que te has quedado contento. Espero que todo vaya bien por El sueño de la lagartija. Para cualquier cosa, para cualquier duda, tienes mi teléfono apuntado debajo de la lámpara...... Aaaaaaaddddddiiiiiiioooooooosssssss...............

He cogido la lámpara y he caminado hasta mi casa con ella en las manos. Me he creído el tío más afortunado del mundo. Aún siento los beneficios del contacto con ella, y el dulce recuerdo de mi charla con el Genio. Al llegar a mi apartamento he puesto la lámpara sobre la mesa y he ido a preparar un café, y al volver he visto como de ella salía un montón de letras voladoras que han ido a posarse sobre todas y cada una de las paredes formando idénticas expresiones que decían:
FELICIDADES, CAMPEÓN, FELICIDADES, CRACK, FELICIDADES, JUAN ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ 

9 comentarios:

  1. Charlie eres el mejor del mundo tío. Me ha encantado eso si porfa algún día tráete esa lamparita que quiero saludar al genio.

    Un fuerte beso de Juan.

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    1. Te lo mereces, campeón; a mí también me ha encantado poder escribirlo. Como el genio me dejó su número de teléfono apuntado debajo de la lámpara, hoy lo he llamado y me ha dicho que todo va sobre ruedas. Parece ser que lo del trato va en serio y no va a venir a por la lámpara, o sea que ya la verás cuando nos veamos, y así podrás darle un toque tú también. Me alegro mucho, y FELICIDADES, MUCHAS FELICIDADES.

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  2. Que suerte has tenido Clochard,aunque por lo que cuenta el genio fue buscada o quizás el destinillo talla 42 quien te llevó a doblar aquella esquina,la cuestión es que la suerte está claramente en tener un sobrino tan estupendo,imaginativo y agradecido...El número 12 es mágico y viene repleto de cambios y grandes experiencias...,a disfrutar toca!!MUCHAS FELICIDADES PARA JUAN!!
    Un abrazo genial!!

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    1. El caso es que esa mañana me desperté con ganas de desayunar destino, abrí la nevera, calenté una sartén y me hice unos 150 gramos de destino vuelta y vuelta, y me sentaron muy bien, la verdad, a las pruebas me remito. Y de mi sobrino, qué quieres que te diga, que es un tío genial.

      Mil abrazos.

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  3. Por cierto,Jhon,me encanta el fondo que le has dado,me resulta muy acogedora la madera,me siento como en casa.Últimamente hay muchos cambios por aquí...Un abrazo a estrenar!!

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    1. El fondo, Amoristad, es en homenaje a Juan, que será un gran jugador de ajedrez. De modo que pronto volveremos a las andadas de ese trozo de callejón desde el que se ven tantas cosas.

      Mil abrazos.

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  4. No sabes lo qué ha disfrutado leyéndote, aquí sentado, frunciendo el ceño y llorando de risa y de lo que no era risa...
    Gracias ex corde, menudo regalo.
    Cuídate mucho.
    Besos, besos.

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    1. Me alegro muchísimo. Si supieras lo qué he disfrutado yo escribiéndolo, y riéndome e imaginando que le podría gustar. Ha sido un placer, una fortuna, un gusto.

      Gracias a tí por cuidar de Juan y por hacer crecer tan fuertemente a un futuro Gran Hombre.

      Besos, prosas y versos.

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