martes, 13 de octubre de 2015

Creatividad


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Me gustan las personas creativas, las que no tiran la toalla en su intento de ser originales respetando la funcionalidad del entorno en el que desempeñan sus tareas, las que siempre tienen algo que aportar, las que no dudan en exponer una idea, esas personas cuyos comentarios son como actos reflejos de la inteligencia, como descargas eléctricas de lucidez, de ironía, personas que siempre le encuentran un hueco a cualquier cosa vista del revés. En mi trabajo, del que importantes personajes del gremio, como algunos jefes de sala de primera línea internacional, llegaron a decir que todo estaba inventado, no hay día que no se le ocurra a uno la posibilidad de cambiar algo de sitio o no le dé por pensar en una manera diferente de proceder a la hora de abordar una situación por minúsculo que sea el detalle. Pensar que todo está ya inventado es una declaración tan estática de intenciones que me pone los pelos de punta, como si cada día no hubiera que seguir reinvetándose, como si no nos hiciera falta el progreso que deviene de toda investigación, y no esa clase de salidas de tono que nada tienen que ver con la base del servicio en sala sino más bien con el descaro de llevar a cabo determinados procedimientos una vez que se está en la cima de la fama, como sucede con determinados bodrios de sea cual sea la nueva obra de arte hecha por el encargo de las prisas; los que sean del oficio sabrán de lo que hablo, y los que no lo sean entenderán que la casa no se empieza por el tejado. Cuando hablo de creatividad hablo de una coherente puesta en escena de la belleza y de la sorpresa, de todo aquello que cause un mínimo silencio de contemplación o de reflexión, hablo de estética y de gusto por las cosas y de una constante lucha por no estar permanentemente anclados en una serie de hábitos y técnicas que aprender de memoria. De hecho cada día actuamos, o tenemos la posibilidad de hacerlo, de forma distinta, atajando asuntos con procederes diversos. El continuo e incesante flujo de relaciones hace que uno se encuentre muchas veces con la tesitura de cuestionarse cómo salir del paso ante una determinada situación, sencillamente debido a que es la primera vez que le sucede algo así, como cuando se visita por primera vez un lugar; ahí hay mucho terreno que andar y muchas repentinas ideas que poner en práctica, ahí se ponen sobre la escena los conocimientos y las pautas del saber estar, ahí radica el principio básico de la espontaneidad que sabe cómo no pasarse de frenada en la improvisación, y eso es un tipo de creatividad crucial para que las energías distribuidas a lo largo y ancho del espacio en el que uno se encuentre fluyan sin menoscabo del equilibrio emocional del conjunto. La creatividad no es un montón de cosas que se superponen unas a otras tapándose entre sí y dificultando su entendimiento, la creatividad es extraerle el significado intrínseco a cada objeto que nos rodea, a cada situación que nos incumbe, a cada elemento que forma parte de la vida, sin enmascarar su esencia, tratando de descubrir el misterioso interior de todo lo que tenemos cerca, y si la aderezamos con cultura mejor que mejor.

2 comentarios:

  1. ¡Tienes toda la razón! ¡Hay que intentar variar, innovar, cambiar, aportar algo diferente. Es difícil, pero hay que intentarlo. Gracias por recordárnoslo.

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    1. En eso radica parte del secreto de mantenerse vivo, digo yo.

      Salud, Dyhego

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