miércoles, 24 de enero de 2018

Diario de Enero XLXII


Resultado de imagen de dibujar

Comenzar a escribir sobre una página en blanco, sobre ese papel prestado en el que se esbozan cuatro garabatos, sobre la entretela del ensueño tirando de memoria, sobre los tejidos de los sótanos del alma, usando la caligrafía de las circunstancias, sobre la servilleta de una confitería, en el borde de un cuaderno, al final de un libro o al inicio del mismo, incluso entre sus capturados entresijos por el rapto del subrayado, es algo que se han cuestionado miles de veces todos las mentes inquietas, todos aquellos que han visto algo, que lo han intuido, que lo han percibido mediante un enésimo sentido de la distancia contra la aglomeración de datos, mentes seguras de sí mismas en sus fabulaciones del entorno, del recuerdo y de la nostalgia, del porvenir y de lo que nunca se sabe, de lo que sale del más profundo de los pensamientos. Ando en plan Tántalo, y eso tiene su aprendizaje y su digestión. Para dibujar hay que estar descansado; por favor, el Arte es nuestra razón de ser, no incurramos en anomalías sensitivas, dejemos correr el agua de la materia gris por la vertiente derecha del río que nos riega; démosles alas al clarinete que se rasca la barbilla y a la intuición que no nos dice que no, a la combinación de trazos, de líneas que sobre la superficie de la cartulina se confunden con sus vecinas de tramo. Después de unos días de lluvia ha vuelto a lucir el sol en La Ciudad; no hay nada como dejarse sorprender por ese raudo vistazo al cielo del patio encontrando un impecable azul celeste. Los brochazos del Impresionismo se encuentran en cada gesto. El otro día tuve una idea, y fui a celebrarlo a la Academia; me acabo de acordar ahora como quien rememora algo por su sinergia con el pensamiento creativo. A estas horas de la noche todos los gatos son pardos, la materia de la que están hechos los tejados sabe más de la madrugada que cualquiera de nosotros, porque ha conseguido llegar a la esencia de su silencio, a su razón de ser, a su cometido dentro de todo este perfecto desorden universal. Te echo de menos por, como diría Santigo Auserón, la materia que me une a ti.

1 comentario:

  1. ¿Es tuyo el dibujo, Clochard?
    Enfrentarse al papel en blanco, a la roca, a la partitura sin notas, al lienzo blanco es la gran pesadilla.
    Salu2.

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