jueves, 5 de junio de 2014

Miedo



Miedo, tiene miedo el trabajador a que lo echen a la calle, a haber superado la edad conveniente para tener un trabajo decente; miedo a que lo desalojen de su apartamento, a que le corten la luz y el agua; miedo a que sus hijos no salgan a flote, a sentirse impotente ante el cúmulo de preguntas que parecen no tener respuesta, miedo a querer y no poder tener nada más que miedo; miedo a verse entre la espada y la pared, miedo convertido en silencio, en no atreverse a decir ni a opinar; miedo confundido con espanto, miedo desagradable que aborrega a una multitud condicionada por la ruleta rusa del si te he visto no me acuerdo, ese miedo tan cruel y tan obsceno hacia la falta de vergüenza, hacia la indiferencia y el cálculo atroz de las cuentas de resultados que nunca cuenta con el lado humano del ser humano; miedo a ser los conejillos de Indias, los que paguen el pato, los elegidos, las víctimas de la injusticia. Tiene miedo el empresario avaricioso de que lo desbanquen de cualquiera de los absurdos escalafones de la red, de que un inspector le haga poner todos los contratos de sus empleados sobre la mesa, de que alguien tire de la manta y se descubra todo, y se desmonte el rompecabezas de su tan bien planeada partida de ajedrez plagada de peones a su servicio. Tiene miedo un hombre al que acabo de ver a que le roben su bicicleta recién amarrada a una farola; miedo mezclado con desconfianza, que es una mezcla letal para los nervios; miedo e inseguridad, miedo y suspense con mucha prisa por coronar la cima de un suspiro. Tiene miedo el turistas a que le quiten la cartera, a que le engañen los taxistas, a que lo conduzcan hacia otro lugar; miedo como el de los pajarillos que el bochorno hace caer de los tejados, miedo indefenso, solo, errante y arbitrario vagando por calles de ciudades desconocidas. Tiene miedo el crupier sobornado a que lo delaten los capos por los que se dejó tentar; tiene miedo la dama de llaves del mafioso, la novia del violento, la querida del magistrado cual esposa del diablo; tenemos todos miedo a que alguien pulse un botón, a que todo salte por los aires; miedo callado a la barbaridad de la catástrofe, a los fines que justifican los medios, miedo que aborrece el silencio de la aquiescencia pero lo consiente y lo embadurna todo de un soporífero malestar que inunda las gargantas de quejidos y de llantos a escondidas. Miedo, miedo atenuado por los puntos suspensivos que nos hacen caer en el olvido para no volvernos locos; miedo que se aloja en el cerebro y en el corazón, en el alma y en el hígado y en el páncreas; miedo aderezado con amenazas, con calumnias y con la falta de respeto del bulo de mal gusto; miedo contaminado por la mala información que se encarga de infundir aún más miedo, más miseria y menos encantos del civismo; miedo que nos confunde y nos lleva a dejar de saber vivir juntos. Miedo, he dicho miedo. Y, como diría Fernando Pessoa, dejo de escribir porque dejo de escribir.

4 comentarios:

  1. ¡Me da miedo leer un artículo tan lúcido, Clochard!
    La verdad es que estamos viviendo una etapa con muchos miedos e inseguridades. Siempre encuentras a alguien que te dé un poco de confianza, pero, en general, es así como lo pintas.
    Clochard, salu2.

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    1. Bueno, es cierto que siempre hay alguien con poder dejar de pasar miedo, afortunadamente. Espero que así sea.

      SALUD, Dyhego

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  2. Que es peor:¿Tener miedo a perder algo o alguien,con la consecuencia de estar alerta ante posibles alteraciones en nuestro entorno que nos haga darnos cuenta que puede pasar?o,¿estar demasiado seguros de que todo perdurará aunque no hagamos nada para conservarlo?.Ni nuestro trabajo,ni nuestra pareja,ni nuestras amistades...Hay mucho miedo infundado,contaminado y falseado,que pasa de boca en boca y que tarde o temprano te afecta.El miedo también nos puede hacer seres más empáticos hacia los demás,más sensibles al dolor ajeno,al pensar que nadie está libre y que todos somos susceptibles de cambios en nuestra vida.No hay nada seguro,ni hoy,ni ayer,ni mañana...Disfrutemos de cada momento y de cada persona,pensando que no se volverá a repetir...
    Un abrazo único!!

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    1. Algo de eso nos queda, la posibilidad de vivir cada momento lo más tranquilamente que sepamos y con el menor miedo posible, al menos sin tanta insana incertidumbre.

      Mil abrazos.

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