viernes, 9 de marzo de 2018

Diario de Marzo LXX


Resultado de imagen de indiferencia


Uno de los momentos en los que más ausente/desapegado me siento de la sociedad es cuando la indiferencia es la protagonista al cruzarme con alguien a quien al menos se le supone un saludo. Forma el desdén de estos canallas de medio pelo humanístico parte del aprendizaje para nadar en el lago de la empobrecedora sustancia de la cifra en la que nos acabamos convirtiendo; personas que acuden al restaurante y para las que el oficio es un intercambio comercial cuando para el profesional es una contribución vocacional con tal de que la Tierra siga rotando sobre su propio eje. El sentimiento de vergüenza no es tan habitual, muchas personas no lo tienen, poniendo a cambio en práctica una solvencia propia de la suficiencia, de la superioridad, de la egolatría y la arrogancia y la carcoma que en resumen los esconde en su jaula de oro. Cada uno tiene varios heterónimos, voces que hablan por él, perfumes que lo transportan a una parte y no a otra de su memoria; cada uno en su enredo y en su querer quedar bien anda por la vida de esto o de aquello, buscándose las habichuelas; cada uno tiene un otro al que contarle las verdades del barquero, y ahí es donde se duerme o no se duerme a gusto.



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