jueves, 15 de marzo de 2018

Diario de Marzo LXXIV


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Me preocupa la responsabilidad en la escritura, no prestarle la suficiente atención al acto en su totalidad por emanar algunas de las palabras que escribo de esa parte de automatismo dada en todas las inercias, por permanecer más tiempo del acostumbrado en mi idealizado mundo al son de los ruidos domésticos. Demasiadas caras de desgana se ven por la calle; la Realidad no existe, nos la inventamos nosotros. La Plaza sabe cuidarse de las aglomeraciones, y por eso tiene muy bien establecidos los horarios para sus misas y sus besamanos, para sus bodas y sus visitas a la figura de su Cristo y de su Virgen y de sus Iglesia y Basílica. Hay un Masca sentado junto a otras dos personas en una mesa del Bar de La Plaza, una pareja con pinta de instruidos muy atenta a lo que el Masca les  dice como si fuesen abogados o especialistas en el enredo de las leyes y en la interpretación de las mismas. Hay confidencias que no se las espera uno, sentado pacientemente a ser atendido, con los cinco sentidos puestos en lo que sucede o pudiera suceder en un bar. Se acaba uno dando cuenta de que a partir del momento en el que alguien nos escucha somos capaces de expresar en forma de descriptivas  metáforas lo que llevamos dentro encontrando así una vía para hacerlo. El altruismo está obsoleto, el gusto por hacer las cosas por el amor al arte de hacerlas está en decadencia para la mayoría, es patrimonio de quienes se forjan su andadura escuchando y actuando en consecuencia de unos inamovibles valores de convivencia. Te lo digo como pauta, le dice con aire de mandato el Masca a uno de sus asesores, cosa que tras unos instantes de tránsito cognitivo parece interesarle a ambos. El Masca, como está acostumbrado a dormir como las liebres, me descubre tomando notas en la barra, pero un intercambio de miradas le hace pensar que soy un pobre diablo que a esas horas necesita una cerveza. Es asombrosa la capacidad que tenemos para arreglar las cosas tomando unos vinos y con alguna que otra voz más alta que otra. La cuestión es que tenemos una incertidumbre, acaba resolviendo el Masca; y eso no es irse de vacío.



4 comentarios:

  1. En España todo se arregla en la barra de un bar. Saludos.

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    1. Es una de las barras del código de nuestra etiqueta; qué le vamos a hacer.

      Salud.

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  2. Cuando uno se da cuenta de que no puede cambiar ciertas cosas, pues, se echa uno un trago. Total.
    Cuando dices que no hay gusto por el trabajo bien hecho, te doy toda la razón. Tenemos prisa por terminarlo todo de cualquier manera.
    Salu2.
    Vuelve pronto...

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    1. Aquí estoy de nuevo, Dyhego. Más que prisas por terminarlo todo de cualquier manera, lo que tenemos es una desgana que clama al cielo.

      Salud.

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