Cruzar el puente de Triana significa abandonar un mundo para meterse en otro dentro de una misma ciudad, y esa sensación de cambio y continuo descubrimiento resulta ideal para reflexionar, al mismo tiempo que se oxigenan los pulmones con este primaveral vientecillo del sur, aun no todo lo caliente que nos espera, y comprobar que la calle se encuentra tan cargada de literatura como las silenciosas gentes que pueblan las aceras lo demuestran con su sigilo entusiasmado en algún sueño del que no desean despertar jamás.
Para un recien llegado como yo, al que todo le sabe a poco y desea ponerse al día lo antes posible acerca de los aromas y los ruidos, la fragancia del azahar, con la que he sido sorprendido y transportado a otros tiempos, encontrada en la esquina de San Jorge con Castilla, le ha otorgado a la ansiada libertad de este pobre viandante la recompensa de la esperanza; la esperanza de que llegue el momento en el que todo esto sobre lo que todos impotentemente nos callamos frene de una vez. El misterio y la prudencia con los que las miradas perdidas encuentran el objeto deseado en su pensamiento es palpable prueba de que todos andamos al tanto de lo que se cuece pero a casi nadie se le ocurre mover un dedo porque eso sería jugársela.
Bueno, no todo es circunspecto. El histórico derecho al pataleo y a la manifestación aún nos pertenecen, a pesar de andar tan debilitados como un sistema inmunológico acostumbrado a los antibióticos, y con una pancarta o con una bandera, con un brazalete o con una gorra cargada de siglas, con llanto en las sienes y con callos en los pies, con números rojos en la cuenta corriente de la dignidad nos enfrentamos a la humilde tarea de lanzarle unas palabras al viento con la esperanza, también, de no llevarnos un palo y la incertidumbre de si servirá para algo el alarido o de si nos encontramos en el purgatorio por haber tenido la paradójica suerte de haber nacido pobres.
lunes, 19 de marzo de 2012
Mutis y alarido.
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Veo que sigue intacta tu avidez más íntima por respirar aire libre, dentro y fuera de uno mismo.
ResponderEliminarExcelente comienzo.
Bienvenido, en este mundo te aseguro que volarás, alto.
Besos y versos.
Querida Blimunda:
ResponderEliminarGracias por la bienvenida. Ya era hora de que hubiera trocitos de hielo desperdigados por esta pantalla. Y si, la literatura está tan en la calle que a veces da pena irse a dormir y no tener más remedio que perderse algún fotograma que pueda ser convertido en palabra. Nuevamente, gracias.
Besos, prosas y versos.
Querido Clochard,en su día me quedé con ganas de comentar tú primera introducción en el mundo de los blogs.!Que bien! que han creado estos espacios para que gentes con gran corazón y bella escritura,que teneis la generosidad de compartir vuestras perlas literarias.Y que bien,que podamos comentarlos,para que sintais nuestros latidos.Gracias,un abrazo fuerte!!
ResponderEliminarAmoristad:
EliminarEl gusto es nuestro, de los que, conscientes de ser unos pobres diablos, nos sacudimos las pulgas del infortunio cotidiano a base de esta maravillosa afición por lo escrito. Sea usted bienvenida por estos hielos que tratarán de brindar, con cuantos tragos sean necesarios, con las almas bellas como la suya, por todo aquello por lo que merezca la pena ser expresado.
Mil besos.