Puestos a calcular nos asustaríamos si supiésemos la cantidad de comida que acaba en el cubo de la basura. Y no hablo de mondas de naranja ni de cáscaras de gambas; no me refiero a las espinas del pescado ni al despojo de una chuleta. No estoy hablando de vainas de guisantes ni de mocos de pavo, ni de conchas de almejas, ni de huesos de aceituna. Me refiero a alimentos, algunos de ellos sin tocar, que ni siquiera llegan a la boca de nadie, que se arrojan directamente a un mugriento bidón porque supuestamente ya no valen, porque su fecha de caducidad era tan efímera que no llegó al primer asalto por culpa de unas motas, como los no sé cuantos miles o millones de manzanas con las que se hizo lo propio, sin ir más lejos a lo largo del año pasado, en Alemania, sin contar los pepinos; así, sin miramientos, con la osadía propia de la analfabeta y bochornosa ostentación de occidente cada vez que se mira en el espejo del imperio yanqui haciendo zapping y asimilando costumbres que nos ponen donde estamos. Y mientras tanto, no creo que haga falta contarles milongas, a buen entendedor con media palabra basta.Y en los restaurantes ídem de lo mismo. Desde la cantidad de producto que por h o por b no ha sido dado por bueno de cara a la galería, y después ha sido utilizado para fines internos como la comida del personal, gracias al cual muchas veces sale estupenda, porque gozando de la suficiente salud para que lleven a cabo sus funciones nutritivas no es cuestión de darle la espalda, ha sido tratado como uno más de los residuos, como pura y dura morralla no merecedora de ser exhibida y sí de ser puesta en un depósito, todo junto, bulto sobre bulto, como un montón de escombros; que para eso también estamos preparados, poco comprometidos y nada solidarios.
Querido Clochard,cuanta razón tienes,vamos a ser engullidos por nuestro propio consumismo.Creo que esta nueva generación,me refiero a los niños de ahora,están más concienciados y,lo bueno de esta crisis que nos está tocando vivir,será que los mayores también tomaremos más conciencia.Hay mucha más "BASURA PSICOLÓGICA" con la que nos bombardean en los telediarios para llenar esos contenedores.Al lado del de cristal tendrían que poner un contenedor negro para echar las incongruencias e injusticias de este mundo,para luego reciclarlas y convertirlas en bonitas y sinceras palabras como las tuyas.Un abrazo.
ResponderEliminarQuerida Amoristad:
ResponderEliminarGenial la idea del contenedor para las incongruencias. Lo que no sé es de qué tamaño tendría que ser...muy buena idea, si señora. Y lo que tengo claro es que nos tienen comprados de los pies a la cabeza, y lo seguirán haciendo hasta que no quede sitio para nadie.
Mil besos.
Sobre los alimentos, este mes en la revista QUO, aparece un reportaje. Sabías que en nuestro país se tiran a la basura unos 160 kg de alimentos por año y person a la a basura?
Eliminarun tercio de lo que se produce acaba en la basura!!! Con lo que conlleva: agua, transporte...
Brillamos por nuestra poca conciencia ecológica.
Besotes
Pd: you have got an email ;)
Todo va demasiado deprisa, el ritmo de la religión del consumo es arrollador, y los profetas de las leyes del mercado no escatiman en engaños y falsas patrañas; todo ello ciega las consciencias. Si vieses como rebosan de alimentos levemente tocados los cubos de basura de algunos restaurantes, en ocasiones. Solo nos queda aportar nuestro granito de arena. juanctgracia@hotmail.com
ResponderEliminarbesos.