Ahora, en estos días un tanto turbios y desesperados, me ha dado por releer parte de la obra de Antonio Muñoz Molina, sin detenerme al mismo tiempo en otros autores, como dedicación exclusiva de mis ratos de lectura, como método para refrescar las neuronas ante el panorama reinante que de triste se pasa mas de un pelo y con la ayuda del maestro se convierte en esperanza de sabiduría fresca y tolerante con la que apaciguar el desorden. Y es que desde aquel primer Invierno en Lisboa de mis catorce años una de las cosas que no he dejado de hacer en mi vida ha sido leer a Muñoz Molina, sobre todo cuando no entiendo el mundo. Ya no es que a uno le siente bien todo lo que encuentra en esas páginas en las que Mágina encierra un Macondo, es que la identificación con muchísimas de las ideas que me aporta sobre la vida en general es tal que me siento en un estado que me instala en los apartes de la existencia, sin aislarme para convertirme en un monstruo sino todo lo contrario, y me hace compartir el aire con mis conciudadanos de la más pacífica y transigente de las maneras. Y regalarme horas de lectura con esa inigualable voz interior que se encuentra en sus textos me somete a una permanente tranquilidad enriquecida con el incentivo del aprendizaje sobre tantos y tantos temas que me inunda la satisfacción de saber que resultará maravillosa la idea de volver a internarme en los adentros de esas letras como uno de los motivos para continuar no dando la guerra por perdida. Pintores, campesinos, escultores, amas de casa, fotógrafos, militares, directores de cine, músicos, solitarios, vencidos, una gran cantidad de seres a caballo entre lo real y lo imaginario que sostienen la grandeza de la literatura en la pluma de este paisano mío del que no hay día que no me acuerde o piense lo grato que resultaría sencillamente darle un abrazo.A penas cuesta trabajo ponerle cara a los personajes después de una leve descripción a base de tres detalles que hacen ver desde el primer instante con suma nitidez el semblante del brigada Pelaez, o el de Floro Bloom o Lucrecia, o el de Pepe Rifón, el comandante Galaz o Nadia. Todos son como de la familia, a todos se les entiende y a medida que avanzan las lecturas y relecturas, en todas las que se descubren cosas nuevas y se entienden mucho mejor apuntes que quedaron en el tintero como a la espera de la segunda o la tercera ocasión, el crucigrama y el puzzle de Mágina se va llenando de calles conocidas, de hábitos de un pueblo olivarero conectado con Nueve York y con el mundo entero mediante una magnífica imaginación al servicio del sentido común, de la humanidad y la sensación de estar siendo testigo de fundamentales testimonios para entender la historia inmediata de nuestra tierra.Digamos que forma parte de la dieta, como el aceite de oliva o el zumo de naranja tras el que vienen las tostadas y el café. El equilibrio con el que los sesos se ponen al corriente de un cierto karma a base de los beneficios del solitario hábito de la lectura. Existen placeres que provienen de necesidades fisiológicas y este de dedicarle un rato, a ser posible largo y sin reloj, a leer a Antonio, además de ser una más de esas necesidades se encarga de ofrecerle al ser humano la posibilidad de mantener las puertas abiertas de su paz interior con la que poder ejercer el efecto dominó del ánimo que se instala en las buenas caras, en los saludos y en las cercanías, en los favores y en los esfuerzos sin renuncia, en la tarea de enfrentarse al presente con la certeza de que se estará a salvo de las maldiciones modernas por el mero hecho de encontrarse cada noche a la espera la dulce compañía de Muñoz Molina.
viernes, 22 de junio de 2012
Por los cerros de Mágina.
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Querido Clochard:
ResponderEliminarGracias a Molina,gracias al efecto dominó de esa buena cara y ,del esfuerzo sin renuncia que te devuelve tú paz interior y te carga la batería para disfrutar de lo bueno que te da la vida.Un abrazo muy fuerte!!
Es una terapia que siempre da resultado y que me devuelve a la normalidad, a disfrutar de lo sencillo, a entender que capitalizar el tiempo leyendo es la mejor manera de invertirlo.
EliminarMil besos
Pocas compañias se pueden comparar a la cercanía y el abrazo de nuestro amado Antonio, a su comprensión, a su empatía...
ResponderEliminarAntonio Múñoz Molina for ever
Besos y versos.
por siempre, por siempre...
EliminarMil besos
ES INCREIBLE LO ENAMORADO QUE ESTAS DE LA LECTURA Y HACES QUE PERSONAS COMO YO, QUE NUNCA HAN SIDO LECTORAS SE INTERESEN POR ELLA. ME ENCANTA QUE SIGAS METIENDOTE EN TU MAGICO MUNDO DE LEER Y CAMBIANDO DE TEMA ESPERO QUE TE VAYA BIEN LO DE AHORA, QUE NO SE NADA, BESOS MIL
ResponderEliminarSi no fuese por la lectura nos perderíamos muchas vidas dentro de la que tenemos, y no es cuestión de desaprovechar la ocasión. Lo malo es que hay que trabajar y perder mucho tiempo aguantando carros y carretas con los que no estás de acuerdo, y eso le roba demasiadas horas a la pacífica dedicación de la lectura.
ResponderEliminarSalud y besos.