Cuánto diluvio y espanto,cuánta inercia de mal vivir,de escribir y no escribiro sentir que no es uno el que escribe;cuánta certeza contenida,cuánta inclemencia sostenidaen los páramos del esperpentodetenido por falta de voz,por no saber decir que no,por no vaya a ser que.Cuánto instrumento enmudecido,decencia mal ejercida,creatividad por los suelos,algarabía de medio pelo,dimes y diretes mal enunciados,insurrecciones que dicen adióste pongas como te pongas,justo ahora,sin pelos en la lengua;y qué hacer después.Cuánto de todo junto,abundancia que nos salepor las orejas, y porlos ojos estando ciegos,por las piernas estandolisiados perdidos del corazón.Cuánto que decir y ya ves,si no hay cómo llegar alas avenidas del desiertoen el que encontrar un oasisy una frase de gratitud,una llama que encienda el silencio,un ascua que recobre el fuego,un maniquí que se ponga en marcha.Cuánto que celebrara causa de la derrota,sin la cual no hubiésemos sabidoa lo que saben las a penassostenidas palabrasdel hilo telefónico.
martes, 10 de octubre de 2017
Cuánto
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