viernes, 18 de enero de 2013

Corre la tinta.




Corre la tinta por los papeles de la paz, por los hechizos de la mente, ante la claridad de las ideas sigilosas, cuando el tedio se combate con las metáforas de las nubes más hermosas, acudiendo al desenlace del crecimiento de la rosa en la que se posa la ternura de la declaración, del intento poseído por los labios de la imaginación, por la sensación de sentir la libertad de no verle más la cara a los pliegos del cinismo; y eso se consigue en un renglón, en un mutis, en un abismo sin interrupción, en un volcán de lava dispersa por los márgenes del bienestar, de la soledad, en una edad cualquiera, a salvo de la veleidad tortuosa e incierta y de las malas hierbas que incomodando los azúcares pretéritos predilectos crecen de la claridad, de cuanto quede por ser descubierto en esta función, en este teatro en el que si alguien ha de reírse parece ser un no sé si llámase dios.

 Corre la tinta por la pubertad en busca de unas alas, de un capricho, de una definitiva solvencia con la que sentirse curado de los contagiosos espantos del desaire vengativo de las primeras murallas. Corre la pluma y su destino de silencio camuflado sobre el semblante del papel en blanco, como si fuera un barco en mitad de un mar de espuma soñolienta y apoderada por la certeza, cursi y entretenida en indagar en las tinieblas, en la bruma, en el horizonte mas lejano y menos corrompido; sobre la frente del poeta y el perfil de la historia ante la creencias de la fábula y la controversia del poema. Corre la tinta a raudales como corren los niños en el patio de un colegio, sudando sueños sin darse por vencidos, acaparando el mundo entre sus manos abiertas de par en par para que las acaricie la blancura de la luna que aún no está despierta, atiborrando el aire con las minas del pensamiento, con el movimiento de las letras entre los dedos, con la punta de un alfiler purificando la tilde que lo cambia todo, convirtiendo una mota de polvo en un pleno y completo sinónimo del universo.

Corre la sustancia que habita los corazones en forma de correspondencia y expresión, en epístola contra las epidemias, en misiva para combatir la indiferencia, en pomada contra las arrugas de los latidos que se resisten a sucumbir y escriben adheridos a los adjetivos de lo bello, de lo eterno y sagrado, de lo auténtico y duradero sin atender las amenazas del tiempo, supeditándolo todo a las realidades transformadas sin parangón, en la canícula hirviente del escritorio retirado a los páramos del consuelo bautizado con lecturas. Corre la intuición del guarismo de la prosa, la ansiosa facultad de decirlo todo en dos palabras, en tres ecuaciones sucesivas en las que se invierta el orden de la nostalgia y lo determine en las raíces cuadradas de la razón, en un ciclón efímero e infinito de significados por los que se escurren las lenguas y los idiomas que aún no se han hablado.

Corre la tinta en un invierno al sol y en un verano helado, en un otoño de cartón y en una primavera de secano; corre y se escure por los lados de mi habitación, por los rincones de las treguas de la inspiración, por la lejanía de los capítulos que no recuerda el autor, por la muchedumbre de las comas y los puntos y los signos de interrogación, por el hábitat complejo de las agujas del reloj. Corre la tinta y tras ella corre mi voz.

4 comentarios:

  1. ¡Que siga corriendo la tinta y hablando tu voz, Clochard!
    Salu2.

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    1. Que siga y no cese, Dyhego. Que los trabajos del alma se alimenten con el gobierno de las letras.

      Salud.

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  2. Si mi sangre fuese tinta y mi corazón tintero...si quieres te canto el poronponpero...con los labios de la imaginación.Un abrazo en prosa!!

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    1. Quién le iba a decir a Manolo Escobar que una dama cántabra se inspiraría en uno de sus más emblemáticos temas para comentar los rípios de este desaliñado vagabundo. Me lo imagino, lo de los besos de la imaginación, y resulta muy sabroso.

      Mil abrazos.

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