miércoles, 18 de julio de 2012

Un auténtico ejemplo.







Ante el arrasador panorama de contrabando y estafas en forma de subida de impuestos y resoluciones que tratan de salir del paso llenándose los bolsillos, o llamándoselos a los de siempre, y dejando cada vez más vacíos los del ciudadano de a pie, de ese que sustenta la base del consumo con la compra de su barra de pan y su cuarto de mortadela, uno siente la perplejidad y el alborozo de sentirse mejor persona gracias a un gesto, ya no digo que infrecuente, sino arrolladoramente generoso y humano, cívico y enfrascado de empatía hacía quienes sufrimos las consecuencias de este callejón sin salida, de la protagonista del suceso más importante de los últimos días, con diferencia, por mucho que de lo único que se hable en la radio, medio a través del cual me enteré de lo sucedido, sea de los recientes fichajes, de las olimpiadas, del Tour de Francia y de los insultos y desaprobaciones que los cicerones del congreso se dedican los unos a los otros para instaurar en el cinismo y el tirachinas las bases de sus descalabrados discursos carentes de métrica moral.

Sucedió ayer en Sevilla, a esas horas, que por está época del año lo son todas en aquella zona, en las que la calina hace mella hasta en los organismos más resistentes, cosa que aún le da más mérito al asunto porque resulta casi inexplicable, con lo que está cayendo, que un ama de casa, una ciudadana que traería un litro de leche, dos kilos de boquerones y una bolsa de picos en su carrito de la compra, por poner un ejemplo, se encontrase en mitad de la calle un sobre dentro del cual había 6000 € y en lo primero que se parara a pensar fuese en todas esas personas que lo estamos pasando canutas y en que tal vez el desdichado sujeto objeto de la pérdida de dicho sobre se podría encontrar en estos momentos a la espera de que finalicen las obras del edificio de Cajasol, afeando y apenando la vista que de Triana se tiene desde la otra orilla del paseo de las Delicias, para tirarse desde arriba y olvidarse del mundo. Y, ni corta ni perezosa, hizo entrega a la policía de dicho sobre con la certeza de que a alguien le haría más falta que a ella y de que si uno ha de poseer algo lo mejor es que haya sido conseguido con la dignidad que escasea entre los que pretenden convertirse en claros ejemplos a no seguir.

Pero de esto se habló unos minutos y casi con el énfasis sensacionalista que se le suele dar a los noticiarios en algunas cadenas de televisión, casi en todas. Lo típico, para echarse las manos a la cabeza, hay que ver, todavía quedan buenas personas, señora, dígame qué fue lo primero que pensó; y después las declaraciones del director del cuerpo de seguridad encargado de recibir el susodicho paquete, con el mismo ritual aprendido de memoria que se suele escuchar cada vez que se procede a la descripción de una maniobra realizada por más de dos hombres encargados de señalar el camino hacía el cuartel a aquellos que acaban de llegar medio muertos tras el calvario de doce días sobre una patera. Pero en las posteriores tertulias del día, que cada vez son más cómodas y menos instructivas, en las que participan personajes de lo que se entiende por cultura, tampoco se le hizo demasiado caso a lo sucedido; y no me dirán que el tema no es para pararse a reflexionar y reparar en la transcendencia de auténticos ejemplos como el de el hecho que tuvo lugar ayer en Sevilla; pero los medios, que deben ser los primeros encargados y comprometidos con la transparencia, tienen tantas cosas con las que desviar la atención que la gazmoñería se cotiza más que la honradez y, no digamos, que la libertad de expresión con la que se fastidian los planes del pasteleo ordinario en el que se rebozan las desgracias y el morbo es la sal y la pimienta de la información. Tal vez esta señora, con esos principios tan bien asentados, no necesite que nadie le guíe ni le diga cómo se ha de comportar para sentirse, además de un auténtico ejemplo, una auténtica ciudadana.

2 comentarios:

  1. Querido Clochard:
    El morbo que le dan a algunas noticias a todos nos arrastra alguna vez en mayor o menor cuantía,para que nos vamos a engañar pero;estas noticias de gente buena por el mundo te llenan de esperanza.¡Ole y ole! para la honrada señora...
    Un abrazo fuerte!!

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    1. Si, ha sido una gran alegría y un gran ejemplo. Cuídate mucho de los huracanes laborales del verano.

      Mil besos

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