martes, 7 de noviembre de 2017

Diario de Noviembre XIX


Resultado de imagen de limpiar

Alabo el trabajo de todos aquellos que limpian las calles, que nos quitan la mierda, que echan a un lado los residuos de nuestros chicles y malolientes alientos a tabaco, a bilis por la boca, a desencanto del circo ambulante de la moda, a  moneda de cambio sin cheque al portador. Alabo la generosidad de quienes se disponen a enfangarse, a recluirse por unas horas en la sanidad de la que nos beneficiaremos quienes salgamos a la calle horas más tarde sin siquiera pensar en que aquello haya podido o no caer del cielo, que las calles se inventaron así, que ese es su formato de serie, de toda la vida. Muchas noches, de vuelta a casa, me cruzo con los funcionarios del servicio municipal de limpieza viendo en su trabajo una parte de la vida de La Ciudad, a esas horas en las que las calles descansan del trajín ordinario, y se me viene a la cabeza la cadena de montaje de la realidad, lo que no se ve, todo eso que damos por supuesto. La Ciudad se limpia de madrugada, se adecenta, para que podamos pasearla y gozarla en su esplendor de niña coqueta. Hay qué ver que denostados están los oficios más pertinentes, eficientes, útiles, necesarios.Y todavía hay quien dice que ser barrendero es un lujo, que no veas cómo viven, que esos sí que se lo han montado bien. Es realmente ridículo, esperpéntico, caduco, aborrecible, retrógrado, insustancial en los que al tacto con la vida se refiere, que aún haya quien se atreva a decir semejantes barbaridades. La calles de La Ciudad son agradecidas, íntimas y concurridas, enrevesadas y lineales, llanas y sencillas en su rostro artístico, amigas de quienes se paren a hablar con ellas, agradecidas con los cuidados que se les brinden; y es un gusto comprobar de qué ardua manera, con ápice vocacional, se dedican a limpiar las calles de La Ciudad esos hombres y mujeres con los que rara es la noche que no coincida. Muchas Gracias.

2 comentarios:

  1. Clochard:
    es una perogrullada, pero todos los trabajos son dignos.
    Los que son indignos son los cerdakos que ensucian.
    ¡Cómo me gustaría tener el látigo de Indiana Jones y obligar a los marranos a limpiar lo que hayan ensuciado!
    Qué rabia me da.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Todos los trabajos son dignos; el difícil hacerse una idea de lo importante que es la labor de cada cual en el engranaje de nuestro movimiento de hormigas.

      Salud, Dyhego

      Eliminar