miércoles, 29 de agosto de 2012

A,E,I,O Book.





Seguramente, hace unos años, algunos se echaron las manos a la cabeza cuando les dijeron que pudiera ser que pasado cierto tiempo, no mucho, podríamos hacer tantas cosas sin salir de casa como para no acordarnos de que existe la calle, sin que nos de la luz del sol en la cara, solo acompañados por una máquina que nos proporciona todo lo necesario, lo bueno y lo malo, suficiente para que el mundo tenga constancia de nuestra existencia y movimientos, y junto a la que pasear sentado o charlar un rato son cosas tan sencillas y habituales como que aumente la tasa de nuestro colesterol en sangre si no ejercitamos nada mas que los dedos y nuestra dieta se basa en salchichón y cerveza. Leer el periódico, enviar informes de trabajo, comunicarte con familiares o amigos mediante correo electrónico, escribir, publicar, buscar el significado de una palabra, ver una película, irte a las antípodas por un momento o comprobar qué temperatura hace en !@#$%^&*ón, son muchas de las cosas que podemos hacer tan solo con ejercitar presión sobre las teclas del ordenador y dejarnos llevar por el paisaje cibernético.

 Sin duda existen, dentro de los adelantos de los que disponemos, motivos para sentirnos felices y afortunados; herramientas que nos facilitan la vida, instrumentos con los que llegar más lejos en menos tiempo; pero no puedo dejar de sentir cierta nostalgia por alguno de los más cotidianos actos que poco a poco están perdiendo su aroma, a papel de diario en la cafetería, y dando paso a una nueva forma de hacer las cosas; mas o menos individualista, eso no me preocupa demasiado siempre y cuando el individuo saque de su experiencia un grado de acercamiento a sí mismo, de autoconocimiento, mediante el que ser mejor para después compartir sus partes más pulidas con el resto de conciudadanos, solo que me temo que no nos encontramos en la mejor época para que se fomente esa actitud, porque ni el ciudadano quiere, educado bajo el prisma de lo material en el que encuentra la balanza de todo cuanto es merecedor de ser sopesado, ni las proclamas de un esperanzador socialismo se lo han propuesto durante todo el tiempo de que han dispuesto para intentarlo debido a los constantes suicidios ideológicos de los dos últimos siglos que han degenerado en un pestilente centralismo de tiranos capitales. pero entre col y col un libro y un nuevo paisaje, un refugio en el que no morirnos de frío a cuyos tabiques parece que no le tardará demasiado en llegar el momento de la reforma de la mano del Ebook.

El ritmo de vida generado por la insana competencia, que determina las modernas formas de actuar, es uno de los factores determinantes para que proyectos como el del libro electrónico encuentren cabida en el seno de la rueda consumista que encuentra en cualquier moda su fetiche para el triunfo. La comodidad aportada por un avance, que bien empleado será, como todo, una delicia, pero tras la que habrá que ver de qué manera se orientan las perspectivas de uso del mismo, una vez no sea utilizado para leer lo que verdaderamente pueda contribuir a un desarrollo de las facultades humanas con las que alcanzar un mínimo grado de concordia y desarrollo personal con los que sentirnos más a gusto, servirá a buen seguro para la difusión de la cultura pero también para la divulgación de pasto para que el ganado no se enfurezca y permanezca adormecido, por mas que las reminiscencias del recuerdo nos lleven a oler la pantalla del aparato. Y tendremos que acostumbrarnos, no nos queda otra, a pesar de que, por otro lado, constituya el útil ideal para la difusión de basura; porque siempre ha existido una tendencia a encontrar aburrido el contacto con la página mientras que la moda, la innovación metida por los ojos, normalmente resulta un sendero perfecto por el que encaminar al rebaño a hacer lo que sea dictado, en este caso a leer lo que se diga, que también puede ser.

 La enciclopedia Británica ya ha anunciado que cerrará las puertas de su publicación en papel, y no hablamos de prensa rosa, manteniendo su vigor al día en la red. En EEUU por cada cien ejemplares encuadernados se venden ciento dieciséis digitales. Por contra en España todavía no hemos llegado tan lejos, o tan cerca, y solo un 0.2% de las ventas se hacen sobre el nuevo soporte. Aluden los expertos en la materia del comercio a la falta de tiempo, a la imposición de las obligaciones laborales, al aumento de las preocupaciones y el estrés en el que desenbocan las prisas, y a todo lo derivado del actual modus vivendi, para vaticinar que el libro electrónico será la manera más fácil de acometer la lectura en cualquier lugar. De ahí que digan también que lo que se demanda y se está imponiendo es el párrafo corto, las sensaciones de breve pero condensado recorrido, lo suficientemente largas para que quepan en el hueco de la pequeña pantalla de manera que el lector no sienta, además del agobio de las martirizantes rutinas a las que se encuentra encadenado, la angustia de ver como se le amontonan las letras en los ojos. Así pues la poesía podrá encontrar un filón, sobre todo en países como España en los que debajo de una piedra salen poetas que no leen versos.

por otro lado se están realizando proyectos para poner en marcha la maquinaría de la venta de libros leídos; es decir, de grabaciones que uno pueda escuchar mientras conduce o mientras trata de conciliar el sueño sin necesidad de soportar el peso de un ejemplar entre las manos. Quedarían muy bien estas obras si fuesen acompañadas de música de fondo, como las antiguas radionovelas en las que tras un llanto aparecía una hermosa melodía con aires de reconciliación para que el oyente se hiciera una idea más acorde de los sucesos. En cualquier caso parece ser que lo que más preocupa, a los directores de marketing de las nuevas técnicas de lanzamiento del producto en sí, es que se puede incurrir en el delito de la piratería, aunque afirman que "no sería tan grave como en el caso de la música". Ahí la llevas Villegas. Socio, que esto es un negocio.

Otro de los aspecto es el concerniente al precio, quedando claro que cualquier adquisición será siempre más barata que en el antiguo formato encuadernado. Y como último ingrediente de las ventajas, presentadas por quienes se sienten muy interesados por que esto salga adelante, se nos muestra el siempre estimulante aspecto de la innovación dentro del ámbito de nuestras vidas en las que lo sucedido hace un par de horas es carne de cañón del olvido. Ni pincho ni corto, no me cierro en banda ni mucho menos. Todo se andará, y yo con ello tomando la parte que mas me ayude a sentirme cómodo con las ventajas de lo moderno, pero lo que menos me gusta es que no se repare en los beneficios nada mas que en lo referente al bolsillo de los inversores que se encuentran detrás de cada proyecto, y que no se mida el pensamiento a la hora de apresurarnos a concebir las nuevas ideas rompiendo las bases de la columna vertebral del hábito de la reflexión y el aprendizaje, implícito en la práctica de la lectura, desbrozando el bosque de las buenas raíces de las costumbres con las que se adquieren cultura y formación cívica, pregonando un discurso ideológico-mercantil sin escrúpulos ni consciencia. Por lo demás, lo dicho, haré uso de sus ventajas.

2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo y a demás te diré después de una pequeña inversión,serán más barato poder leer las últimas novedades,llevarás las fotos de tus seres queridos,escucharás música e incluso podrás ver una película,creo que es positivo.Aunque me parece más auténtico y romántico el tacto del papel,sin duda alguna.

    Un abrazo táctil!!

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    1. Todo tiene su lado positivo. Lo molesto es la parte comercial que hay detrás de todo esto y con la que se enriquecerán unos cuantos, los de siempre, y que se deje a un lado la fantástica experiencia de ir de un lado a otro de los estantes en busca de un libro como quien trata de encontrar una joya. Pero, lo dicho, tien sus lados buenos.

      Mil abarzos.

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