viernes, 10 de agosto de 2012

Bertrand Russell. Ensayos impopulares (IV)








Existe tanta diferencia entre un grupo de ciudadanos mentalmente libre y una comunidad modelada por los modernos medios de propaganda como la que hay entre un montón de materias primas y un acorazado.

Si todos los gobiernos enseñasen la misma sandez el daño no sería tan grande.

Si se quiere que alguna vez haya paz en el mundo, los gobiernos tendrán que convenir, o bien en no inculcar dogmas, o bien en inculcar todos los mismos dogmas.

...un médico que se especializó en estas enfermedades me aseguró que los exhibicionistas pueden ser curados con el sencillo recurso de ponerles pantalones que se abotonen por detrás en ligar de hacerlo por delante. Pero este método no es puesto en práctica porque no satisface los impulsos vengativos de la gente.

El hombre es un animal crédulo y tiene que creer en algo; a falta de buenos motivos para creer, se satisface con los malos.

Todo progreso de la civilización ha sido denunciado como innatural mientras era reciente.

Si le encoleriza una opinión contraria, es señal de que tiene usted, inconscientemente, la seguridad de no disponer de buenos motivos para pensar como lo hace...de modo que, cuando se sorprenda enfureciéndose por una diferencia de opinión, póngase en guardia; probablemente encontrará, al investigar, que su convicción está yendo más allá de lo que permiten las evidencias.

Las más enconadas controversias son las que giran alrededor de cuestiones para las que no hay evidencias válidas en ninguno de los dos sentidos.

La persecución se utiliza en teología, no en aritmética, porque en aritmética existe conocimiento, pero en teología sólo hay opinión.

La única forma que conozco de tratar el engreimiento humano general es la de recordar que el hombre es un breve episodio de la vida de un pequeño planeta situado en un rincón del universo, y que, por lo que sabemos, otras partes del cosmos podrían albergar a seres superiores a nosotros, tal como nosotros lo somos a las medusas.

El miedo es la principal fuente de la superstición, y una de las principales fuentes de la crueldad. Dominar el temor es el comienzo de la sabiduría, tanto en la búsqueda de la verdad como en el intento de encontrar un modo digno de vivir.

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