viernes, 10 de agosto de 2012

Bertrand Russell. Ensayos impopulares (VI)







 La previsión domina cada vez más al impulso. En este sentido hemos llegado a ser, ciertamente, menos parecidos a los animales.

En la historia de la evolución social se verá que, casi invariablemente, primero ha venido el establecimiento de algún tipo de gobierno, y luego los intentos de hacerlo compatible con la libertad personal.

El efecto reformatorio del castigo es una creencia que se resiste a morir, principalmente, creo, porque resulta satisfactoria para nuestros impulsos sádicos.

Cuando un hombre se tortura a sí mismo siente que ello le da derecho a torturar a los otros y lo inclina a aceptar cualquier sistema de dogmas por medio del cual quede fortalecido tal derecho.

Uno de los extraños efectos de la importancia que cada uno de nosotros se asigna a sí mismo es el de que tendemos a imaginar nuestra propia buena o mala fortuna como el propósito de las acciones de otras personas.

Una de las fuentes mas poderosas de las falsas creencias es la envidia.

Uno de los más desdichados resultados de nuestra propensión a la envidia es el de haber causado una concepción completamente errónea del propio interés económico, tanto individual como nacional...Cada nación está persuadida de que su interés económico se opone al de todas las demás naciones, y de que redundará en su beneficio el que las otras naciones queden reducidas a la pobreza.

La mayoría de los grandes males que los hombres han infligido a los hombres nacieron de que la gente se sentía completamente segura de algo que, en realidad era falso. Conocer la verdad es más difícil de lo que la mayoría de los hombres suponen, y actuar con implacable determinación, en la creencia de que la verdad es el monopolio de un partido, es atraer hacia sí el desastre.

La meta general del demócrata es sustituir el gobierno de la fuerza por el gobierno del consenso general, pero esto requiere una población que haya tenido cierto adiestramiento. Dada una nación en dos porciones aproximadamente iguales que se odian la una a la otra y ansían lanzarse la una al cuello de la otra, la parte que es algo menor que la mitad no se someterá dócilmente a la dominación de la otra parte, ni la que es mayor que la mitad mostrará, en el momento de la victoria, la clase de moderación que cerraría la brecha.

2 comentarios:

  1. De Russell leí hace poco "El conocimiento humano". Me quedaron algunas dudas.

    Un beso.

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  2. Me lo apunto. Yo acabo de leer, también de Russell "La conquista de la felicidad", y me ha gustado mucho. Me siento cómodo con este autor, en el que me estoy iniciando, y ya sabes lo que pasa...que trataré de leer varias cosas.

    Un beso.

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