Hay abrazos que cruzan fronteras, que derriban murallas, que atraviesan las afueras, que mueven montañas, que concilian el sueño, que apagan el fuego, que te hacen ser tu dueño sin que se te atiborre de ser el ego. Hay abrazos que riegan las plantas, que quitan de las penas las telarañas, que se tejen con los hilos del silencio, que curan la desesperación y la tristeza, que acometen los dolores de cabeza y hacen primavera los inviernos.
Hay abrazos que ni la distancia los detiene, que se sostienen como las claves del sol y la sombra de la música, que se levantan más allá del cielo, que desayunan besos de tornillo, que se perfuman con amapolas de tomillo, que huelen a rosas y a la leve escarcha del rocío. Hay abrazos que sostienen la esperanza y devuelven el brío, que atestiguan el testamento del cariño sin darse nunca por vencidos, que caminan sobre la arena de la playa y sobre las piedras del río.
Hay abrazos que señalizan el camino de la dicha, que comunican una sonrisa y un anhelo, que marchitan la angustia y la rutina del desastre, que se sumergen en los mares del consuelo y acarician el polen de las flores reparando los avatares del desgaste. hay abrazos que sirven de brújula, que encienden la llama del concierto y resucitan las cenizas del recuerdo conveniente, que combaten contra las terribles pesadillas y las vencen sucumbiendo en ellas los bloques de sus hielos, que crecen en un campo abonado por los cantos del jilguero.
Hay abrazos que comen y que beben, que respiran hondo y transpiran transparencia, que disponen de paciencia y del buen gusto del esmero, que se cubren con la manta del afecto, que desempeñan el papel de los placeres predilectos. Hay abrazos que siempre serán dados, que recorren el universo de los cuerpos, que transitan por la venas de lo amado, que se derriten en un suspiro y se rehacen en el mejor de los encuentros. Hay abrazos con cuyos lazos la soledad no se duerme en el desierto.
Hay abrazos en la flora y en la fauna de la piel, en el ayer y en el mañana, en el hoy que preside el presente de la miel, en la fuente de la sinceridad y la verdad de porcelana. Hay abrazos hechos de retazos de lágrimas de la alegría que se contagia, de la energía positiva sin rencores, de los ventiladores que ventilan pasadizos y corredores y los recubre con un velo de benevolencia. Hay abrazos para unas manos y para unos brazos, para una cara y para unos ojos y para un organismo entero. Hay abrazos que de infinitos no reparan en pararse a partir de cero.
miércoles, 22 de agosto de 2012
Hay abrazos.
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Permíteme Clochard que te diga, pero tú no llevas sangre en las venas, lo tuyo es pura tinta, lo tuyo es pura alegría.
ResponderEliminarUn "abrazo"
Lo de pura alegría me ha llegado al alma. Gracias por tu generosidad, que siempre es bien recibida. Y parece que lo has intuido, porque ahora estoy escribiendo algo a tinta, poco pero algo.
EliminarMil besos.
HOLA ENCANTO!!! NO SE TE PUEDE LLAMAR OTRA COSA POR HABER ESCRITO ESTE RELATO DE TERNURA, QUE PARECE QUE LEYENDOLO ME ESTAN ACOGIENDO ESOS ABRAZOS,, ABRAZOS QUE TODOS LOS DIAS TENGO SEAN DE UNA MANERA O DE OTRA, LOS ABRAZOS SON NECESARIOS A TODAS HORAS SIN NECESIDAD INCLUSO DE CONTACTO, ME QUEDO CON LA FRASE HAY ABRAZOS CON CUYOS LAZOS LA SOLEDAD NO SE DUERME EN EL DESIERTO" PORQUE DAN VIDAD PORQUE SE TRANSMITE ENERGIA Y POSITIVIDAD COMO TU SABES HACERLO. ESTOY DE ACUERDO CON BLIMUNDA ERES PURA ALEGRIA Y MUCHAS VIRTUDES QUE NO CABRIAN...BESOS
ResponderEliminarSuelen ser los abrazos buena terapia, de hecho le hacen falta muchos a este mundo. Me alegro de que te hayan llegado y de que hayas disfrutado con ellos.
EliminarUn fuerte abrazo.