sábado, 25 de agosto de 2012

Estampas bostonianas y otros viajes. Rosa Montero.



P

Partiendo de la base de la admiración que siento por esta mujer, en cuyas letras me resulta fácil encontrar esa voz que guía la lectura, y que por una u otra causa mi vida ha ido de un lado a otro, de viaje en viaje, siempre encontrando nuevas formas, costumbres, maneras, hábitos, fiestas y personas con las que tratar de hacer una nueva familia, después de haber leído fundamentalmente artículos y novelas de la autora un buen día cayó en mis manos Estampas bostonianas y otros viajes, obra en la que se habla de diferentes lugares y de los pormenores de las distintas maneras de vivir que en ellos se encuentra, he decidido exponer algunas de las frases que llamaron mi atención para compartirlas con vosotros.
 EEUU, parte de Canadá, Irak, China, los campos Saharahuis y Australia son los escenarios que protagonizan los capítulos en los que la lectura se une a la imaginativa vivencia que atrapa al lector en esos lares a los que desde el sillón del estudio solo se puede llegar con la mente bajo la brújula de la información aportada por Rosa Montero. Salud.

He aquí el verdadero sentido de los viajes: perder tu sentido, salir de un pequeño mundo cultural, contemplar las cosas con una mirada ajena. Viajamos porque queremos ser otros.


Los verdaderos viajes conllevan un cambio en la conciencia.

Decía Simone de Beauvoir que, si vas de viaje una semana a un país, puedes redactar un libro sobre el lugar; si permaneces un año, sólo una breve crónica; y si te quedas una década, eres incapaz de escribir nada.

pero, además, la revolución Bass ha prohibido la poligamia- con la excepción momentánea del hombre casado con mujer estéril- y ha llenado los barrios de guarderías gratuitas, una reivindicación por la que luchan infructuosamente las feministas españolas desde hace tiempo.

Lo que pasa aquí es que hay una burocracia tremenda: nadie se atreve a tomar decisiones por sí mismo, todo ha de pasar por Saddam Hussein y Al-Bakr, y esto crea a veces situaciones ridículas.

Con el tiempo he llegado a apreciar mucho más el sentido de la meritocracia de la sociedad estadounidense, y por contraposición al chanchulleo, el amiguismo y el nepotismo de nuestra tradición hispana; y también ha aumentado mi aborrecimiento por su afán vengativo, que está en la base de la ignominiosa pervivencia de la pena de muerte. 

Estados Unidos es un todo que se devora a sí mismo. El resto son tinieblas. 

A fin de cuentas, los norteamericanos han improvisado un país sobre la marcha. De un conjunto heterogéneo de italianos, irlandeses, rusos, chinos, africanos, judíos, indios, polacos, ingleses y otros etcéteras, cada grupo con su cultura y sus creencias, han tenido que construir una homogeneidad, una convivencia. 

Me cuentan que en el primer curso del MIT (instituto tecnológico de Massachusetts) no se dan notas, sino sólo aprobados o suspensos, para evitar que los estudiantes se suiciden. 

Los norteamericanos utilizan la palabra retired para referirse a los jubilados. Es decir, retirado. Apartado de la actividad, del centro de las cosas. Y nosotros, en cambio, utilizamos la palabra jubilado, que viene de júbilo, de alegría. Es una concepción de la vida completamente diferente. 

En una sociedad como la norteamericana, en la que la productividad y el trabajo son el meollo de todo, el abandono de la actividad laboral es el vacío. 

Todos los países industriales vivimos instalados en esa absurda esquizofrenia entre la avaricia y los derroches, entre la avidez y el desperdicio. 

Un atragantarse de noticias para poder vivir desinformados. 

Vivir allí con la paz que te proporciona el ser una extraña, el no participar en la despiadada competencia o en aquellas costumbres sociales que no te agraden. 

Australia es un país tan joven que incluso tiene cumpleaños. 

El aislamiento físico se ha visto potenciado además por el aislamiento psicológico, porque Australia, colonia británica hasta 1901, ha tenido siempre vocación europea y alma inglesa. 

Aunque la relación de Australia con el reino unido es más bien la del niño adoptado que ansía que su madrastra le quiera como quieren las madres verdaderas. 

Antes de su conversión (hace medio siglo) al cristianismo, los inuit eran animistas: el aire, las aguas, los hielos, los animales, todo poseía un alma que había que cuidar y aplacar. El respeto al entorno siempre formó parte de la cultura esquimal. 

Confucio sostenía que la función de las hembras era la procreación y que no debían aprender a leer ni escribir. 

Alaska es una tierra rudimentaria y bella que se parece enormemente a su propio tópico. Todas las señales de tráfico del país están destrozadas a balazos. Todas las emisoras de radio ponen música country. Todos los pueblos están rodeados de chatarra, de coches destripados y lavadoras roñosas. Exagero, pero muy poco: sólo lo justo para atinar con la verdad.

2 comentarios:

  1. Además de conocer cosas que en mi vida había escuchado, me quedo con la frase "los verdaderos viajes conllevan un cambio de consciencia" vayas donde vayas sea pequeño o largo el camino vienes con otro aire, sabiendo mas quien eres y toda tu cabeza mas amueblada, pensando que eres un ser tan pequeñito entre los mmillones de seres que existen pero que a la vez se pueden hacer cosas muy grandes siendo tu mismo. Me han encantado las frases de esta señora, sigue escribiendo porque a parte de tu escritura das a conocer un poco los relatos de otros escritores que te abren mas la mente de lo que somos, un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Para mi Rosa Montero es una de esas almas en las que me instalo con la comodidad de lo que anticipadamente sabes que te va a beneficiar. En sus novelas aparecen personajes muy cercanos a lo cotidiano, como nosotros, cuyas preocupaciones y acciones se asemejan mucho a nuestro día a día. Sin duda un placer.

      Un beso.

      Eliminar